Ciudad del Vaticano (Miércoles, 06-01-2015, Gaudium Press) El Papa ha celebrado la Epifanía del Señor en la Basílica Vaticana, con una misa. Allí recordó que los Magos que visitaron al Niño Dios, representan a los hombres de cualquier parte del mundo, que son acogidos en la Casa de Dios: «Delante de Jesús ya no hay distinción de raza, lengua y cultura», dijo, y «la Iglesia tiene la tarea de que se reconozca y venga a la luz con más claridad el deseo de Dios que anida en cada uno». Entre las muchas estrellas del cielo, los Magos siguieron una «distinta, nueva, mucho más brillante para ellos», y esto «encierra una enseñanza para nosotros». También hoy muchas personas, como los Magos, viven con el «corazón inquieto», «haciéndose preguntas a las que no encuentran respuestas seguras», «reconozcamos que la verdadera sabiduría» se esconde en el rostro de Cristo, y que «en la sencillez de Belén», «encuentra su síntesis la vida de la Iglesia».
Foto: Rome Reports |
El Pontífice también recordó la obligación misionera de todo cristiano, una obligación que encuentra terreno abonado en ese corazón inquieto, sediento de Dios, que hay en todo hombre. La epifanía, que es manifestación de Dios-hombre a la humanidad, nos recuerda el anuncio que debemos hacer. «Necesitamos de esta luz que viene de lo alto para responder con coherencia a la vocación que hemos recibido. Anunciar el Evangelio de Cristo no es una opción más entre otras posibles, ni tampoco una profesión. Para la Iglesia, ser misionera no significa hacer proselitismo; para la Iglesia, ser misionera equivale a manifestar su propia naturaleza: es decir, dejarse iluminar por Dios y reflejar su luz. Éste es su servicio. No hay otro camino. La misión es su vocación: hacer resplandecer la luz de Cristo es su servicio. Muchas personas esperan de nosotros este compromiso misionero, en este sentido, porque necesitan a Cristo, necesitan conocer el rostro del Padre».
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo» (Mt 2,2), se preguntaban los magos que buscaban al Niño Dios. A partir de esa búsqueda manifiesta el Papa declaró queen un momento como el actual, debemos «escrutar los signos que Dios nos ofrece, sabiendo que debemos esforzarnos para descifrarlos y comprender así su voluntad. Estamos llamados a ir a Belén para encontrar al Niño y a su Madre. ¡Sigamos la luz que Dios nos da, pequeñita! El himno del breviario nos dice poéticamente que los Magos «lumen requirunt lumine», aquella pequeña luz. La luz que proviene del rostro de Cristo, lleno de misericordia y fidelidad. Y, una vez que estemos ante él, adorémoslo con todo el corazón, y ofrezcámosle nuestros dones: nuestra libertad, nuestra inteligencia, nuestro amor».
Con información de Radio Vaticano
Deje su Comentario