Redacción (Jueves, 07-01-2016, Gaudium Press) En el Evangelio escrito por San Marcos nos deparamos con el siguiente trecho: «Si alguien quiere venir en pos de mí, renuncie a sí mismo, tome su cruz y sígame» (Mc 8, 34).
A primera vista, podríamos tener un sobresalto con esa afirmación. De hecho, absolutamente hablando, abrazar el sufrimiento y soportar las adversidades y pruebas no es fácil para nadie. Hay muchos cristianos que se desvían del camino de la virtud y desaniman…
Entretanto, si confiasen en el poder y la misericordia infinitos del Sagrado Corazón de Cristo Jesús, que posee tesoros inconmensurables para distribuir a todos los hombres, la práctica de la virtud sería más estable y sólida. «Si la cruz de todos los días les parece pesada, se olvidan de que Jesús cargó primero la de Él, sin retroceder, sin desfallecer, sin soltarla al costado del camino, incluso cuando cayó bajo el peso de ella…» 1 Leemos todavía: «entonces lo llevaron para crucificarlo [a Jesucristo]. Los soldados obligaron a alguien que allá pasaba volviendo del campo, Simón de Cirene, […] a cargar la cruz» (Mc 15, 20-21).
Ahora, «Jesús tuvo un Cirineo, que lo ayudó a llevar la cruz. No nos olvidemos de que nosotros tenemos un Divino Cirineo, que está dispuesto en todo momento a ayudarnos a cargar la cruz: basta que le pidamos auxilio; basta tener confianza en Él». 2
De este modo, se expresó Juan Pablo II a la humanidad, haciendo referencia al Sagrado Corazón de Jesús: «En su Corazón encontrará paz y descanso; allí, su duda se transformará en certeza; la ansiedad, en quietud; la tristeza, en alegría; la perturbación, en serenidad». 3 Y prosiguió: «Allí encontrará alivio para el dolor, fuerza para superar el miedo, generosidad para no rendirse al vilipendio y para retomar el camino de la esperanza». 4
En una de las apariciones a Santa Faustina Kowalska, Nuestro Señor le dijo: «Quédate sabiendo, mi hija, que mi Corazón es la propia Misericordia. De ese mar de misericordia, se derraman gracias por todo el mundo. Ningún alma que a Mi se haya aproximado, salió sin consuelo». 5 Y, en varias otras ocasiones, Jesús le transmitía palabras inundadas de amor: «Mi Corazón está repleto de gran misericordia hacia las almas, y especialmente para con los pobres pecadores». 6 También le mostraba uno de sus atributos, la paternidad: «¡Oh! Si pudiesen comprender que Yo soy para ellos el mejor Padre, que por ellos brotó de mi Corazón la Sangre y el Agua como de una fuente desbordante de misericordia». 7
A muchas otras almas el Divino Corazón de Jesús se reveló, entre ellas a Sor Josefa Menéndez 8: «Poco me importan miserias, lo que quiero es el amor. Poco me importan debilidades, lo que quiero es confianza». 9 Cierta vez, manifestó a esta monja que no es el pecado lo que más hiere su adorable Corazón, por increíble que parezca; «lo que lo despedaza es no querer las almas refugiarse en Mí después de haberlo cometido». 10
No hay, pues, motivo para que los hombres se desanimen y caigan en la desesperación. Nuestro Señor ya conoce todas nuestras miserias y debilidades, y, aún así, nunca disminuyó su amor por nadie, a pesar de las innúmeras ocasiones que le dan motivo para eso. 11 Bien afirmó Mons. João Clá, EP, en cierta ocasión:
Nosotros debemos tener en relación al Sagrado Corazón de Jesús una entera, completa y absoluta confianza, ¡porque Él nos ama con un amor insuperable! Él nos ama con un amor que es divino y humano al mismo tiempo. Y, por tanto, Él se derrite de querernos hacer el bien. Y de ahí el hecho de que, cuando nosotros recurrimos a Él, y recurrimos con confianza, es seguro, segurísimo que Él nos atiende. 12
Por la Hna. Camila Cordeiro da Fonseca, EP.
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1 MARTINS TERRA, João Evangelista apud CLÁ DIAS, João Scognamiglio. Sagrado Coração de Jesus: tesouro de bondade e de amor. São Paulo: Parma, 2002, p. 4.
2 JOÃO EVANGELISTA MARTINS TERRA apud CLÁ DIAS, João S. Sagrado Coração de Jesus: tesouro de bondade e de amor. São Paulo: Parma, 2002, p. 4.
3 JUAN PABLO II apud DUFOUR, GÉRARD. Na escola do Coração de Jesus com João Paulo II. [s.l.]: Loyola, 1990, p. 110.
4 Loc. cit.
5 KOWALSKA, MarÍa Faustina. Diário: a Misericórdia Divina na minha alma. Trad. Mariano Kawka. 41. ed. Curitiba: Apostolado da Divina Misericórdia, 2015, p. 428.
6 Ibid., p. 127.
7 Loc. cit.
8 Sor Josefa Menéndez fue uma religiosa española del S. XIX que recibió apariciones del Sagrado Corazón.
9 MENÉNDEZ, Josefa. Apelo ao Amor. 3 ed. Rio de Janeiro: Rio-S. Paulo, [1952], p. 293.
10 Ibid., p. 291.
11 Cf. CLÁ DIAS, João Scognamiglio. Manancial inesgotável de bondade. In: O inédito sobre os Evangelhos. Comentários aos Evangelhos dominicais – Ano C – Domingos do Advento, Natal, Quaresma e Páscoa. Città Del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana; São Paulo: Lumen Sapientiae, 2012, v. V, p. 440.
12 Id. O amor do Sagrado Coração de Jesus: Conversa. São Paulo, 18 jun 2009. (Arquivo IFTE)
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