domingo, 24 de noviembre de 2024
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La piedad popular "es una forma genuina de evangelización, que necesita ser siempre promovida y valorada" dijo el Papa

Ciudad del Vaticano (Jueves, 21-01-2016, Gaudium Press) Al recibir a los participantes del ‘Encuentro Internacional de los Trabajadores de Peregrinaciones», el Papa Francisco ha hablado de la piedad popular, y de la acogida a los peregrinos. Los párrocos, rectores y trabajadores de santuarios están celebrando desde el 19 y hasta hoy su jubileo particular.

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Llevar la fe propia a un santuario «manifiesta la piedad de generaciones de personas, que con sencillez han creído y se han encomendado a la intercesión de la Virgen María y de los Santos. Esta religiosidad popular es una forma genuina de evangelización, que necesita ser siempre promovida y valorada, sin minimizar su importancia», dijo el Papa.

El Pontífice recordó que en la encíclica ‘Evangelii nuntiandi’ Pablo VI recomendó mejor hablar de piedad popular que de religiosidad popular. Y que en el documento de Aparecida se avanza y se habla de «espiritualidad popular». «Los tres conceptos son válidos, pero juntos», afirma Francisco.

«En los santuarios, de hecho, nuestra gente vive su profunda espiritualidad, esa piedad que desde hace siglos ha plasmado la fe con devociones sencillas, pero muy significativas. Pensemos la intensidad, en algunos de estos lugares, de la oración a Cristo Crucificado, o la del Rosario, o el Vía Crucis…»

Quien peregrina «lleva consigo la propia historia, la propia fe, luces y sombras de la propia vida. Cada uno lleva en el corazón un deseo especial y una oración particular. Quien entra en el santuario se siente enseguida en casa, acogido, comprendido y sostenido». El Papa enfatizó en la importancia de la acogida en el santuario, acogida que incluso debe considerar los aspectos materiales. «Con la acogida, por así decir, «nos lo jugamos todo». Una acogida afectuosa, festiva, cordial y paciente. ¡También es necesaria paciencia! Los Evangelios nos presentan a Jesús siempre acogedor hacia los otros que se acercan a Él, especialmente los enfermos, los pecadores, los marginados».

«Queridos hermanos y hermana, vivamos con fe y con alegría este Jubileo: vivámoslo como una única gran peregrinación. Vosotros, de forma especial, vivís vuestro servicio como una obra de misericordia corporal y espiritual. Por eso os aseguro mi oración, por intercesión de María nuestra Madre. Y vosotros, por favor, con vuestra oración, acompañadme también a mí en mi peregrinación», concluyó el Papa.

 

 

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