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Concepción (Viernes, 22-01-2016, Gaudium Press) Cerca de 400 mil fieles peregrinaron durante la jornada del 20 de enero al Santuario de San Sebastián, ubicado en la localidad de Yumbel, para agradecer la intercesión del santo mártir en las causas encomendadas. Desde la madrugada del miércoles, cientos de devotos provenientes de diversas ciudades de la región y de todo el país repletaron el campo santo y con fervor participaron durante la noche de las misas que se celebraron.
Al mediodía, el Arzobispo de Concepción, monseñor Fernando Chomali, encabezó la eucaristía central de esta solemnidad, la que fue concelebrada por numerosos sacerdotes del arzobispado. En su mensaje de bienvenida, el prelado se mostró alegre y satisfecho por la fe del pueblo chileno: «Qué alegría saber que son miles y miles los chilenos que tenemos fe; miles los que creemos en Dios, en la Virgen María, en la Iglesia y miles los que tenemos una gran devoción por San Sebastián».
En su homilía, el pastor manifestó a los presentes que siguiendo el ejemplo de santidad del soldado romano, es necesario hacer el bien aunque tengamos que sufrir. «Qué sacamos con llegar a San Sebastián si tenemos problemas con nuestros hermanos. Hacer el bien y la forma más eximia de hacer el bien es amar y el amor se manifiesta perdonando, porque quien perdona es porque ama y nosotros creemos en el perdón porque Dios nos ama infinitamente», dijo.
Y agregó: «Un cristiano debe tener su corazón en paz con Dios, consigo mismo y con los demás. A veces, el orgullo nos hace sufrir por el perdón al que estamos llamados a recibir y entregar. Cómo sería diferente el mundo si nos miráramos a los ojos, con transparencia, con verdad y con justicia; cuánto diferente sería el mundo si tuviéramos el bien y no el mal como horizonte, a la esperanza y no a la desesperanza, el amor y no la guerra, si tuviéramos la palabra dulce o el silencio y no la palabra amarga y ácida».
«No podemos tener la cultura del descarte»
En la parte central de su alocución, monseñor Chomali compartió su preocupación por los proyectos legislativos que quieren instaurar el aborto en el país: «Quiero ser sincero como pastor y como arzobispo, porque es mi obligación y, en Chile, estamos en un momento muy delicado, porque se quiere legislar a favor del aborto. Qué madre, que esté aquí presente, no daría la vida por su hijo; qué madre cambiaría un hijo enfermo por otro, ninguna madre lo haría», dijo.
En este sentido, el prelado hizo un llamado a no caer en la «cultura del descarte», ya que «cada ser humano ha sido pensado por Dios desde siempre y no tenemos derecho a terminar con esa vida», pidiendo además a los fieles no ser indiferentes frente al tema.
«Cada ser humano es único y no tenemos derecho a terminar con esa vida. Cada vida es sagrada y es un don inmenso. Por eso, les pido no ser indiferentes, porque habrá menos niños y menos alegría; habrá menos esperanza; los niños nos animan a trabajar. No podemos tener la cultura del descarte», manifestó.
Finalmente, el pastor recalcó que la defensa de la vida se debe fundar no sólo en una convicción religiosa, sino que también en la razón: «A pesar de ser creyentes, lo hacemos -defender la vida- también a nombre de la razón porque la razón nos indica que una sociedad justa cuida a sus ciudadanos desde la fecundación (…) En Chile no sobra nadie».
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