Ciudad del Vaticano (Lunes, 01-02-2016, Gaudium Press) En su meditación previa al Ángelus dominical el Papa Francisco comentó el Evangelio del día, de San Lucas, en el que Jesús afirma que con Él se cumple la Escritura, particularmente el texto de Isaías que reza: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; para proclamar el año de gracia del Señor».
«El ‘hoy’, proclamado por Cristo aquel día, vale para cada tiempo; resuena también para nosotros en esta plaza, recordándonos la actualidad y la necesidad de la salvación traída por Jesús a la humanidad. Dios viene al encuentro de los hombres y las mujeres de todos los tiempos y lugares en las situaciones concretas en las cuales estos estén. También viene a nuestro encuentro. Es siempre Él quien da el primer paso: viene a visitarnos con su misericordia, a levantarnos del polvo de nuestros pecados; viene a extendernos la mano para hacernos alzar del abismo en el que nos ha hecho caer nuestro orgullo, y nos invita a acoger la consolante verdad del Evangelio y a caminar por los caminos del bien», afirmó el Pontífice.
El Papa dijo que ciertamente allí, en la sinagoga de Nazaret, se encontraba la Virgen bendita». Podemos imaginar los latidos de su corazón, una pequeña anticipación de aquello que sufrirá bajo la Cruz, viendo a Jesús, allí en la sinagoga, primero admirado, luego desafiado, después insultado, después amenazado de muerte». Entretanto, ella ya debió haber dado ahí muestras de lo que sería su sublime comportamiento en el Calvario. A la Virgen el Papa pidió su intercesión para convertirnos a Jesucristo.
Ayer se celebró la Jornada Mundial de los Enfermos de Lepra. A ellos el Papa aseguró su oración, así como a las personas que los asisten. También tuvo un saludo especial con los jóvenes de la Acción Católica de la Diócesis de Roma.
Con información de Radio Vaticano
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