Buenos Aires (Martes, 02-02-2016, Gaudium Press) El pasado sábado, en Buenos Aires, se celebró la misa de exequias de la Hna. Francisca Muñoz, de la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, quien tenía 100 años de edad. Toda una vida dedicada al servicio de Cristo presente en las personas mayores que precisan de cuidados especiales. La religiosa falleció en la Casa Provincial de la capital argentina, bajo el cuidado y la admiración de las religiosas de la congregación y el personal de la casa.
La Hna. Francisca fue una de las primeras religiosas de su comunidad en llegar a la Argentina. Ella era peruana; hizo su noviciado en Valencia, España, y allí vivió hasta la guerra civil. La Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados comenzó a sus actividades en Buenos Aires desde el 24 de mayo de 1930. El 15 de junio del mismo año las hermanas se instalaron en la calle Moreto y allí fundaron una modesta casa y capilla para recibir a las ancianas necesitadas. Las instalaciones de la casa y de la capilla se fueron ampliando en favor de la atención de un gran número de ancianas que residen en la casa en la actualidad.
La Hna. Francisca fue modelo de humildad y obediencia en las labores que le eran asignadas para el cuidado de los ancianos durante sus casi 80 años de entrega.
La misa de exequias fue oficiada por monseñor José Luis Mollaghan, arzobispo emérito de Rosario y miembro del Colegio para el examen de Recursos de Delitos Reservados de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En la homilía el prelado hizo el elogio de la Hermana, quien ahora cantará en el cielo «eternamente la misericordia de Dios», así como la esperanza del encuentro con Jesucristo en el cielo, sabiendo que «esta es la esperanza que no defrauda y que permitirá a la vida consagrada seguir escribiendo una gran historia en el futuro, al que debemos seguir mirando…» (Papa Francisco, Carta a los Consagrados, n°3).
Con información de Aica.
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