sábado, 23 de noviembre de 2024
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Cardenal Robert Sarah exalta importancia del silencio en la Liturgia

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 03-02-2016, Gaudium Press) El Cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, publicó un artículo en el diario vaticano L’Osservatore Romano en el cual destaca la importancia del silencio como parte de la Liturgia. El purpurado afirmó que «el silencio externo es un ejercicio ascético de la maestría en el uso de la palabra» y comparó los momentos de silencio de la liturgia con el silencio de la Santísima Virgen descrito en los Evangelios.

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Cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press.

El título del texto del Cardenal es «Per dire sí al Signore» (Para decir sí al Señor) y en él el purpurado afirma que muchos fieles se lamentan justamente cuando existe ausencia de silencio en la liturgia, ya que es «condición necesaria para una oración profunda y contemplativa» y se encuentra prescrito explícitamente dentro de la celebración de la Eucaristía. Más que la simple ausencia de ruido, el Card. Sarah destacó el silencio como una disposición espiritual que retira los obstáculos para el contacto con Dios y la comunicación de la gracia divina.

El Prefecto relató cómo la Sagrada Escritura recomienda hacer control de la lengua y describe el silencio como «expresión del temor reverencial a Dios» y una «preparación a la teofanía de Dios». Este silencio, en el cual se desarrolla la meditación de la Palabra de Dios, es el propio de la Santísima Virgen cuando guardaba en su corazón los misterios de su Hijo. «Dios actúa en el silencio», afirmó el Cardenal, citando a San Juan de la Cruz: «El Padre dice una sola palabra : es su Verbo, su Hijo. La pronuncia en un eterno silencio y es sólo en el silencio que el alma puede entenderlo».

En contraste con la vida cotidiana, en la cual estamos en constante conversación con los demás, la oración «es una conversación, un diálogo con Dios uno y trino: si , en ciertos momentos, nos dirigimos a Dios, en otros hay silencio para escuchar», explicó el purpurado. «No sorprende que se deba considerar el silencio como un componente importante de la liturgia». El Card. Sarah destacó este carácter activo del silencio litúrgico y recordó que en el templo debe mantenerse el ambiente de adoración, sin permitir que se transforme en «una sala de espectáculo a donde se va a aplaudir a actores en función de su mayor o menor capacidad de comunicar, según una expresión que se oye a menudo en los medios de comunicación».

Con información de L’Osservatore Romano.

 

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