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San Pablo (Viernes, 05-02-2016, Gaudium Press) En la Arquidiócesis de San Pablo, Brasil, el Año de Vida Consagrada concluyó tras la ceremonia presidida por el Cardenal Arzobispo Mons. Odilo Pedro Scherer, que reunió religiosos, religiosas y laicos consagrados en la Parroquia Nuestra Señora Auxiliadora.
En su homilía, el Cardenal Scherer recordó que la Iglesia en todo el mundo celebra el Día de la Vida Consagrada en la fiesta de la Presentación del Señor, pues en tal festividad «se pone en evidencia la consagración a Dios».
«Hoy recordamos las varias consagraciones a Dios, pero de un modo todo particular la consagración a Dios en la vida religiosa mediante los votos, que son un don, un carisma precioso para la Iglesia, que Dios despertó en la Iglesia y continúa despertando y diversifica según las necesidades de cada tiempo y lugar», dijo.
El Cardenal enalteció el año dedicado a la vida consagrada como más que una cosecha y sí una siembra, una vez que los frutos todavía serán recogidos. «Que este año haya ayudado a la vida consagrada a encontrarse y a reencontrarse y, así, en la Iglesia, a prestar su parte en el servicio de la evangelización».
Además, el purpurado afirmó que para que haya una «afirmación renovada de la vida consagrada religiosa dentro de nuestro tiempo», cada congregación debe colocar más en evidencia la riqueza de sus fundadores y santos, así como sus carismas.
«¿Qué tal si cada comunidad religiosa presente en San Pablo continuase colocando en evidencia, no para dentro de la Iglesia apenas, sino para la sociedad, quién fue el fundador o los santos que vivieron el carisma?», sugirió. «Cuánto bien podría ser hecho si, de nuevo, los santos religiosos del pasado y el presente fuesen más conocidos en la sociedad, en la cultura contemporánea», completó.
Según Mons. Odilo, en el Año de la Misericordia, los consagrados dedicados a tantas obras de misericordia concretas «son señal de la misericordia de Dios en medio de los hombres».
«Que en la vida consagrada, cada comunidad coloque en evidencia aquella misericordia que se identifica con su carisma», propone el Cardenal.
El Arzobispo de San Pablo aprovechó el momento e hizo un pedido a los religiosos, para que continúen siendo «dinamizadores de la práctica de las obras de misericordia en medio del pueblo», auxiliando a las personas a vivir de la mejor forma posible ese Jubileo extraordinario, «ayudando al mundo a tener un corazón más misericordioso». (LMI)
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