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Redacción (Martes, 09-02-2016, Gaudium Press) La ceniza que se impondrá mañana miércoles es hecha de ramos de olivo bendecidos el domingo de ramos del año anterior; ellos son regados con agua bendita y perfumados con incienso. El simbolismo es claro. En esta vida la gloria y el sacrificio están unidos. Y en los días de gloria debemos recordar las cruces, y la necesidad de la humildad y la penitencia.
Nace este sacramental en los tiempos casi apostólicos, cuando las personas se presentaban al sacramento de la penitencia el jueves santo con la cabeza cubierta de ceniza. Después del S. XI la ceniza se empezó a imponer al inicio de la cuaresma. «Polvo eres y en polvo te convertirás» (Gn 3, 19): este texto bíblico recitado aún en el momento de la imposición de la ceniza, es muy propicio para recordarnos la caducidad de esta vida, y la necesidad de prepararnos para la eterna. También se usa la expresión «Conviértete y cree en el evangelio», favorecedora del cambio de vida.
La ceniza se impone comúnmente al final de la homilía en la eucaristía. Un laico puede ayudar al sacerdote. Se puede imponer fuera de las misas, por causa razonable. Por ser un sacramental, es decir un signo que favorece la gracia santificante, no requiere que sea católico quien lo reciba. Por el contrario, un sacramental como la ceniza puede ayudar a un no católico a recorrer el camino rumbo a los sacramentos.
Para los católicos entre 18 y 60 años es obligatorio el ayuno y la abstinencia este miércoles, aunque para los mayores de 14 años ya es obligatoria la abstinencia de carne. Con esta práctica de miércoles de Ceniza los fieles se unen a Jesús que ayunó cuarenta días en el desierto, y se preparan para conmemorar los misterios de la salvación del género humano que se celebran al final de la cuaresma.
Recordemos también que todos los viernes de cuaresma son de abstinencia obligatoria: Viernes, día que Cristo murió en la cruz.
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