sábado, 23 de noviembre de 2024
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María Pierina y la devoción a la Medalla de la Santa Faz

Redacción (Miércoles, 10-02-2016, Gaudium Press) El martes antes del Miércoles de Ceniza, día que marca el inicio de la Cuaresma, se conmemora una fiesta muy particular: la festividad del Santo Rostro. Se trata de una devoción reciente que fue dada a conocer por la italiana María Pierina di Micheli, religiosa del Instituto de las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires, quien falleció en 1945.

En su vida como religiosa, María recibió innumerables gracias, entre ellas varias visiones de la Santísima Virgen María y de Nuestro Señor Jesucristo. A ella se le pidió diera a conocer la devoción a la Santa Faz.

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«Quiero que mi Rostro, que refleja los dolores más íntimos de mi Alma, el dolor y el amor de Mi Corazón, sea más honrado. Quien me contempla, me consuela»

La aparición más conocida ocurrió en Milán en mayo de 1938 cuando la Virgen ofrece al mundo la medalla del Santo Rostro para que se convierta en «arma de defensa, un escudo de fortaleza, prenda de misericordia que Jesús quiere dar al mundo en estos tiempos de sensualidad y de odio contra Dios y la Iglesia. Los verdaderos apóstoles son pocos. Es necesario un remedio divino y este remedio es el Santo Rostro de Jesús».

La medalla presenta en un lado el rostro del Santo Sudario de Turín con la inscripción «Ilumina, Domine, vultum Tuun super nos», del salmo 66 que dice «Señor, que la luz de Tu Rostro brille sobre nosotros»; y por el otro, una hostia iluminada con la inscripción «Mane nobiscum, Domine», que quiere decir «quédate con nosotros».

La devoción es también una invitación a contemplar el rostro herido de Jesús para reparar las ofensas cometidas contra él, y así completar la devoción a su Sagrado Corazón. «Puede ser que algunas almas duden, que la devoción y el culto a Mi Rostro venga a disminuir a la de Mi Corazón. Diles, que al contrario, será completada y aumentada. Contemplando Mi Rostro, las almas participarán de Mis dolores y sentirán la necesidad de amar y reparar. ¿Pues, no es ésta la verdadera devoción a Mi Corazón?», señalaba Jesús a la hermana Pierina en una de sus revelaciones.

Otra de las solicitudes que se le hizo a la religiosa fue el establecimiento de una fiesta dedicada a su Rostro Santo, que sigue siendo ultrajado por los pecados de los hombres.

«Quiero que mi Rostro, que refleja los dolores más íntimos de mi Alma, el dolor y el amor de Mi Corazón, sea más honrado. Quien me contempla, me consuela (…) Cada vez que se contemple mi cara, derramaré el amor a los corazones y por medio de Mi Santo Rostro se obtendrá la salvación de tantas almas», es la promesa de Jesús desde esta devoción.

La invitación es a honrarlo especialmente los martes, según dice otra de las revelaciones, esta vez de Nuestra Señora: «Todo aquel que lleve una medalla como esta y hagan una visita al Santísimo Sacramento cada martes para reparar los ultrajes que recibe el Santo Rostro de mi Hijo durante su Pasión, y que recibe cada día el Sacramento Eucarístico, se verán fortificados en la fe, estarán prontos a defenderla y a superar todas las dificultades internas y externas. De más tendrán una muerte serena bajo la mirada amable de mi Divino Hijo».

Con información de Instituto Religioso Santo Rostro y papaboys.org.

 

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