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Ottawa (Jueves, 11-02-2016, Gaudium Press) Con un texto inspirado en las palabras del Libro del Deuteronomio «He puesto ante ti vida y muerte», los Obispos de Canadá dedicaron su mensaje de Cuaresma a reflexionar de manera especial sobre la importancia de proteger la vida humana de los más vulnerables ante la legalización de la eutanasia en el país. Los prelados invitaron al arrepentimiento y la penitencia y denunciaron los males de la eutanasia, que tienen repercusión sobre toda la sociedad.
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| Los Obispos de Canadá recordaron el grave impacto de la eutanasia y el suicidio asistido, que pone en reiesgo a los más vulnerables en las últimas etapas de la vida. Foto: Salt + Light. |
Según los prelados, la autoridad judicial a través de su decisión «invitó a aquellos en nuestra tierra a elegir la muerte», por cuanto los adultos que sufran enfermedad o discapacidad pueden pedir un suicidio asistido, acto que algunos sectores ya piden ampliar a los niños. «Aterrador como es, no es sorprendente», lamentaron los Obispos. «Los niños, así como los adultos incapacitados, están recibiendo la eutanasia en el puñado de países donde el suicidio asistido y la eutanasia son ahora legales».
Los Obispos recordaron que cada vida y cada muerte tiene un impacto sobre los demás, y que la Iglesia recuerda en el ritual de los funerales que «no vivimos para nosotros y no morimos para nosotros», según las palabras de la Carta a los Romanos. «Una consecuencia de esto para los cristianos es que nuestra misión y gloria sea defender y proteger la vida desde la concepción hasta la muerte natural como un don sagrado de Dios, Fuente de toda vida».
El mensaje de Cuaresma destacó que en este año el inicio de este tiempo litúrgico coincide casi exactamente con la Jornada Mundial del Enfermo, fiesta de Nuestra Señora de Lourdes (11 de febrero). Los prelados recordaron como conclusión algunas palabras del mensaje escrito por por el Papa Francisco para este evento, en las cuales se invoca la fe en Dios como sostén de las personas sufrientes. «No porque la fe haga que la enfermedad, el dolor o las inquietudes que ellos tengan desaparezca, sino porque ofrece una clave a través de la cual pueden descubrir el más profundo significado de lo que están experimentando», afirmó el Pontífice, «una clave que nos ayuda a ver cómo la enfermedad puede ser la vía que nos lleva a una cercanía más estrecha con Jesús, que camina a nuestro lado cargado con la cruz. Y esta clave nos la proporciona María, su Madre, experta en esta vía».
Con información de Salt + Light
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