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Ciudad del Vaticano (Jueves, 11-02-2016, Gaudium Press) Antes de su viaje a México, el Papa Francisco visitó privadamente a la Virgen Salus Populi Romani, en la Basílica Santa María la Mayor, con es ya su costumbre. Y después de rendir homenaje a la Virgen, fue a la Basílica de San Juan de Letrán, con ocasión del encuentro del presbiterio romano al inicio de la Cuaresma.
A los sacerdotes presentes en San Juan de Letrán les recomendó que sean grandes perdonadores:
Incluso, si en alguna ocasión, «no se puede dar la absolución», «que al menos sientan que allí hay un padre».» ‘Yo no te doy el Sacramento, pero te doy la bendición, porque Dios te quiere bien; no te desanimes: ve adelante y regresa’. Esto es un padre que no deja que el niño se vaya lejos».
El Señor ha confiando esta misión de perdonar los pecados al sacerdote, para «ayudar a la gente, con humildad y misericordia». La misericordia es «Dios que se ha hecho carne».
Que «siempre encuentren en nosotros un padre», recalcó el Pontífice.
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