Ecatepec (Lunes, 15-02-2016, Gaudium Press) Ayer, al final de la misa campal en Ecatepec, México, el Papa hizo una meditación previa al rezo del Ángelus, que fue seguida por los cientos de miles de personas que acompañaban al Pontífice en la ocasión.
Allí invitó a «celebrar lo bueno que el Señor ha sido con nosotros. Damos gracias por la oportunidad de estar reunidos presentándole al Buen Padre las primicias de nuestros hijos, nietos, de nuestros sueños y proyectos. Las primicias de nuestras culturas, de nuestras lenguas y tradiciones», según el ejemplo de Moisés, que recomienda al pueblo, «en el momento de la cosecha», «dar gracias a Dios porque la tierra ha dado su fruto».
«Hoy, siguiendo la invitación de Moisés, queremos como pueblo hacer memoria, queremos ser el pueblo de la memoria viva del paso de Dios por su Pueblo, en su Pueblo. Queremos mirar a nuestros hijos sabiendo que heredarán no sólo una tierra, una lengua, una cultura y una tradición, sino que heredarán también el fruto vivo de la fe que recuerda el paso seguro de Dios por esta tierra. La certeza de su cercanía y de su solidaridad. Una certeza que nos ayuda a levantar la cabeza y esperar con ganas la aurora»: este fue el mensaje de esperanza del Papa.
Este agradecimiento se debe mostrar también en solidaridad hacia los hermanos necesitados: «Quiero invitarlos hoy a estar en primera línea, a primerear en todas las iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad», expresó el Pontífice.
«Esta tierra tiene sabor guadalupano, la que siempre Madre se nos adelantó en el amor, y digámosle desde el corazón: Virgen Santa, «ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz» (Evangelii gaudium, 288)», concluyó el Pontífice.
Con información de Radio Vaticano
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