Morelia (Miércoles, 17-02-2016, Gaudium Press) En un estadio completamente lleno, alrededor de 50.000 personas, el Papa se encontró ayer en la tarde con los jóvenes en Morelia, capital del estado mexicano de Michoacán, para fortalecerlos en la esperanza.Simultáneamente se realizaba una reunión de jóvenes en la Plaza Juan Pablo de Guadalajara, que estaba enlazada con la de Morelia.
En su reflexión el Papa resaltó la riqueza que representa la juventud cristiana en México. «Uno de los mayores tesoros de esta tierra mexicana tiene rostro joven, son sus jóvenes. Sí, son ustedes la riqueza de esta tierra. ¡Cuidado! no dije la esperanza de esta tierra, dije: «Su riqueza», expresó el Pontífice.
El Papa se manifestó comunicador de la esperanza a los jóvenes porque «como ustedes creo en Jesucristo. Y creo que Daniela fue muy fuerte cuando nos habló de esto. Yo creo en Jesucristo, y por eso les digo esto. Él es quien renueva continuamente en mí la esperanza, es Él quien renueve continuamente mi mirada. Es Él quien despierta en mí, o sea, en cada uno de nosotros el encanto de disfrutar, el encanto de soñar, el encanto de trabajar juntos. Es Él quien continuamente me invita a convertir el corazón. Sí, amigos míos, les digo esto porque en Jesús yo encontré a Aquel que es capaz de encender lo mejor de mí mismo».
El Pontífice pidió a los jóvenes luchar contra «ambiciones ajenas» al verdadero idealismo juvenil, ambiciones «que a ustedes los marginan, para usarlos en todas estas cosas que yo dije, que saben, y que terminan en la destrucción. Y el único que me puede tener bien fuerte de la mano es Jesucristo, Él hace que ésta riqueza se transforme en esperanza». Recalcó el Papa Francisco que «en la base de todo, se llama Jesucristo. Cuando todo parezca pesado, cuando parezca que se nos viene el mundo encima, abracen su cruz, abrácenlo a Él y, por favor, nunca se suelten de su mano aunque los esté llevando adelante arrastrando, y si se caen una vez, déjense levantar por Él».
Tres palabras resumen el mensaje del Papa Francisco a los jóvenes: «Riqueza -porque se la dieron-; Esperanza – porque queremos abrirnos a la esperanza-; Dignidad. Repetimos: Riqueza, esperanza y dignidad. La riqueza que Dios les dio a ustedes. Ustedes son la riqueza de México. La esperanza que les da Jesucristo y la dignidad que les da el no dejarse «sobar el lomo» y ser mercadería para los bolsillos de otros».
Dios no solo pide alejarse de las malas ambiciones, sino que lo invita a ser partícipes de una gran obra: «Hoy el Señor los sigue llamando, los sigue convocando, al igual que lo hizo con el indio Juan Diego. Los invita a construir un santuario. Un santuario que no es un lugar físico, sino una comunidad, un santuario llamado parroquia, un santuario llamado Nación. La comunidad, la familia, el sentirnos ciudadanos, es uno de los principales antídotos contra todo lo que nos amenaza, porque nos hace sentir parte de esta gran familia de Dios. No para refugiarnos, no para encerrarnos, para escaparnos de las amenazas de la vida o de los desafíos, al contrario, para salir a invitar a otros; para salir a anunciar a otros que ser joven en México es la mayor riqueza y por lo tanto, no puede ser sacrificada».
Finalmente el Papa invitó a los jóvenes a rezar a la Virgen de Guadalupe «y a pedirle que nos haga conscientes de la riqueza que Dios nos dio, que nos haga crecer en nosotros, en nuestro corazón, la esperanza en Jesucristo y que andemos por la vida con dignidad de cristianos».
Con información de Radio Vaticano
Deje su Comentario