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Ciudad del Vaticano (Jueves, 03-03-2016, Gaudium Press) Pedir la gracia de sentirse pecador para poder acceder a la misericordia de Dios: Este puede ser el resumen de la homilía de hoy en la Casa Santa Marta, en la que el Pontífice insistió en esa humildad especial, la de sentirse culpable de faltas, para acceder al perdón y a la ayuda del Señor.
El Papa comenzó comentando las lecturas del día, la primera del profeta Jeremías que expresa la fidelidad de Dios con su pueblo y la «fidelidad fracasada» de éste. «Dios siempre es fiel, porque no puede renegarse de sí mismo», pero el pueblo no escucha su Palabra. El profeta Jeremías habla de las «tantas cosas que ha hecho Dios para atraer los corazones del pueblo», pero el pueblo sigue siendo infiel, ratifica el Papa.
Es una infidelidad que endurece el corazón. «Esta infidelidad del pueblo de Dios y también la nuestra, nuestra propia infidelidad, endurece el corazón: ¡cierra el corazón!». «No deja entrar la voz del Señor que, como Padre amoroso, siempre nos pide que nos abramos a su misericordia y a su amor»: este es el tema del Salmo.
Entretanto, siempre existe la oportunidad de abrir el corazón, corazones que afirmen la palabra «perdón», el «¡Perdóname Señor!». Es un pedido de perdón que abre la puerta a una santa negociación: «¡Confiésate pecador! Y si tú dices ‘yo soy pecador’ el corazón se abre, entra la misericordia de Dios y comienzas a ser fiel»:
«Pidamos al Señor la gracia de la fidelidad. Y el primer paso para ir por este camino de la fidelidad es sentirse pecador. Si tú no te sientes pecador, comienzas mal. Pidamos la gracia que haga que nuestro corazón no se endurezca, que esté abierto a la misericordia de Dios y a la gracia de la fidelidad. Y cuando nos encontramos nosotros, infieles, la gracia de pedir perdón», concluyó el Papa Francisco.
Con información de Radio Vaticano
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