Segovia (Jueves, 03-03-2016, Gaudium Press) En Segovia, como en toda la región de León y Castilla, España, la Semana Santa es sobria, austera y se vive en «silencio y con mucha devoción», afirmó recientemente a la Radio Vaticana Miguel Hernández Álvarez, presidente de la Junta de Confraternidades de esta ciudad española Patrimonio de la Humanidad.
Miguel Hernández Álvarez afirma que son catorce los «pasos» que salen en procesión en Segovia.
Un «Paso» es conformado por una confraternidad, cada una integrada por personas de distintas agremiaciones de trabajo, artesanos, entre otros.
En la Semana Santa los Pasos salen en formación en días específicos y cada uno de ellos cuenta y canta la Pasión del Señor.
Cada Paso se esmera en su presentación. Cada uno de ellos tiene sus imágenes famosas e historias extraordinarias. Entre las imágenes o conjuntos que salen en procesión, se destacan grandes esculturas como la del «Cristo Yaciente», de Gregorio Fernández; el «Cristo de los Gascones», que viene de la Edad Media, entre los siglos XI-XII.
Los Pasos con sus imágenes e indumentarias propias recorren lugares especiales e importantes de la ciudad tales como la zona de la famosa Catedral de Segovia, el Barrio de San Millán, de San José, Santa Eulalia, Nueva Segovia e incluso el Acueducto Romano cuya construcción data del distante siglo II después de Cristo.
El Viacrucis de los Carmelitas realizado el Miércoles Santo es bonito y piadoso. El año pasado su trayecto pasó por la «Huerta de los Carmelitas», lugar donde está enterrado San Juan de la Cruz.
Catedral de Segovia |
En el silencio de la noche, tambores, cornetas y algunas «saetas» (cánticos piadosos cantados por fieles anónimos y de forma espontánea) consiguen armonizar el repicar de sus instrumentos y la sacralidad y recogimiento de las noches de la Cuaresma.
La indumentaria de los participantes, con sus hábitos y capuces, ofrece una nota colorida, solemne, penitencial y, al mismo tiempo, leve y relajada a la típica Semana Santa Segoviana.
En una época en que los ruidos cacofónicos de las músicas «modernas» llenan los espacios y vacían las almas, Miguel Hernández explica que «cada vez participan de los pasos un número siempre creciente de jóvenes».
João Sergio Guimaraes / Gaudium Press
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