Ciudad del Vaticano (Viernes, 04-03-3016, Gaudium Press) El Papa Francisco presidió la celebración penitencial «24 horas para el Señor», oficiada en la Basílica de San Pedro. Dando ejemplo, el Papa también se confesó y posteriormente ofreció el sacramento de la penitencia a algunos de los peregrinos que allí se hacían presentes junto a cardenales y obispos.
En la homilía el Santo Padre meditó el texto del Evangelio en el que el ciego Bartimeo le pide a Jesús «volver a ver». «Esta es la petición que hoy queremos dirigir al Señor: Ver de nuevo después de que nuestros pecados nos han hecho perder de vista el bien y alejado de la belleza de nuestra llamada, haciéndonos vagar lejos de la meta», dijo el Papa.
El Papa Francisco insistió en que «el pecado empobrece y aísla. Es una ceguera del espíritu, que impide ver lo esencial, fijar la mirada en el amor que da la vida; y lleva poco a poco a detenerse en lo superficial, hasta hacernos insensibles ante los demás y ante el bien».
«Mirando sólo a nuestro yo, nos hacemos ciegos, apagados y replegados en nosotros mismos, vacíos de alegría y libertad verdadera», aseveró.
Para el Pontífice el Jubileo de la Misericordia «es un tiempo favorable para acoger la presencia de Dios, para experimentar su amor y regresar a él con todo el corazón», y dirigiéndose a los sacerdotes les explicó: «Estamos llamados a infundir ánimo, a sostener y conducir a Jesús. Nuestro ministerio es el del acompañar, porque el encuentro con el Señor es personal, íntimo, y el corazón se pueda abrir sinceramente y sin temor al Salvador».
Fue después de la homilía que el Papa Francisco se acercó al confesionario y recibió el sacramento. Después ocupó uno de los confesionarios y atendió a algunos de los asistentes.
La iniciativa «24 horas para el Señor» está siendo replicada en el mundo entero este fin de semana.
Con información de Aica
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