Roma (Miércoles, 16-03-2016, Gaudium Press) «Desde hace algunos años, afirmó Mons. Paul Richard Gallagher, asistimos con gran inquietud a un crescendo exponencial de los casos de intolerancia, discriminación, extremismo, fundamentalismo y peligros para las libertades individuales, sobre todo por lo que concierne a la libertad religiosa y de expresión». El Secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede intervino en el Encuentro de Formación Misionera organizado por el Centro para la Cooperación Misionera entre las iglesias de la diócesis de Roma, el pasado 12 de marzo.
Mons. Gallagher Foto: eglise.catholique.fr |
«En particular, añadió, creo que puedo decir que extremismos y fundamentalismos religiosos de diversa procedencia están a menudo en la base de la hostilidad contra los cristianos y contra los fieles de otras minorías religiosas, comenzando por el aumento de grupos armados de matriz fundamentalista, que se convierten en organizaciones terroristas y comprometen seriamente la seguridad internacional».
La promulgación de leyes «anti-blasfemia»
Mons. Gallagher se refirió también a «la promulgación en algunos países de leyes contra la blasfemia que se han convertido en fácil pretexto para los que quieren perseguir a los que profesan un credo religioso diferente del mayoritario». «Tampoco hay que olvidar que en los países gobernados por regímenes autoritarios o totalitarios se dan graves restricciones de la libertad religiosa. Además, en algún otro país los detenidos por motivos religiosos reciben peores tratamientos que los demás», destacó.
Igualmente mencionó «la desestabilización continua de Medio Oriente», la cual «exacerbó la violencia contra las minorías religiosas, incluidos los cristianos, obligándolos a huir de sus hogares para escapar de los horrores de la guerra y la persecución».
Cooperación internacional para detener todas esas atrocidades
Es preciso, ante todas esas realidades, «la cooperación internacional para detener estas atrocidades, pero también para reafirmar plenamente el derecho a la libertad religiosa y condenar cualquier tipo de discriminación y de intolerancia por motivos religiosos en todos los rincones de la tierra, incluido Occidente, donde no son raras las formas de discriminación, que a menudo se ocultan tras la apariencia de los llamados ‘valores democráticos’ «.
«La hostilidad contra las minorías religiosas debería interpelar la conciencia de la comunidad internacional y sacudir del letargo a todos los que fueron designados para velar por el respeto de los derechos fundamentales, incluida la libertad religiosa y el derecho a la vida»
Con información de Aica
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