Phoenix (Jueves, 17-03-2016, Gaudium Press) 36 estudiantes de las escuelas católicas de Phoenix, Estados Unidos, recibieron el Premio al Servicio Cristiano, una distinción creada por la Diócesis de Phoenix para alentar a los jóvenes que sirven a la comunidad y que desean continuar su educación en instituciones católicas. Además del reconocimiento público otorgado por el Obispo, Mons. Thomas Olmsted, los premiados reciben una beca de $2.000 dólares anuales durante cuatro años en cualquiera de las preparatorias católicas de la Diócesis.
Mons. Thomas Olmsted, Obispo de Phoenix, Estados Unidos, junto a los estudiantes premiados. Foto: The Catholic Sun. |
«El primer objetivo es motivar el servicio en nuestro niños de primaria», explicó a The Catholic Sun Rick Frisch, Presidente de la Catholic Community Foundation a través de la cual se otorga el premio. Es un acercamiento verdaderamente único e interesante que intenta fortalecer la capacidad de nuestros jóvenes para no sólo hacer una diferencia en la comunidad en la cual viven, sino a hacer la diferencia donde quiera que vayan en la vida».
En los 16 años de historia del programa, 312 alumnos han recibido el premio, con un total de 2.5 millones de dólares en becas otorgadas, cuyo presupuesto proviene de donativos individuales. Los alumnos participantes deben ser católicos practicantes registrados en la Diócesis de Phoenix, que se encuentren en octavo grado y planeen estudiar en una preparatoria católica. Además, deben haber prestado más de 100 horas de voluntariado en las parroquias, las escuelas católicas o la comunidad desde grado sexto.
«Casi todos estos niños prestan su servicio en el contexto cristiano», expuso Frisch. Los jóvenes no se proponen llenar un número de horas para obtener una beca, sino que colaborar en las necesidades que conocen en su comunidad. «Se trata menos de las horas y más del impacto y creo que esto es lo atrayente para todos ellos, es realmente el deseo de hacer una diferencia».
Los servicios que prestan los niños son variados, desde el apostolado provida hasta el servicio a los más necesitados en la Sociedad de San Vicente de Paúl. Algunos prestan su voluntariado como parte de las actividades familiares cotidianas. «Mis padres son gente muy religiosa», relató Schipansky, uno de los premiados. «Ellos me registraron para el voluntariado en diferentes lugares. Me ayuda a ver de primera mano lo que Jesús nos enseñó, a amar a nuestros hermanos y hermanas. Es parte de mi estilo de vida ahora».
Con información de The Catholic Sun.
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