Siberia (Miércoles, 23-03-2016, Gaudium Press) Puede resultar sorpresivo para muchos católicos, familiarizados con los sistemas de educación de la Iglesia y el prestigio que los centros educativos católicos tienen incluso en países de no creyentes, el conocer que sólo existe una escuela católica en Rusia. Se trata de la escuela de Novosibirsk, Siberia, creada por sacerdotes franciscanos y cuya historia relató el informativo Religión en Libertad.
Escuela de Novosibirsk, Siberia. Foto: Religión en Libertad. |
El centro educativo fue abierto cinco años después de la caída del Muro de Berlín y se inspira en una tradición misionera de los sacerdotes franciscanos. «al lado del templo siempre ha de haber una escuela», explicó Fray Corrado Trabucchi, responsable de la institución. «No una escuela dominical, sino una de enseñanza general con todas las asignaturas donde los niños estudian idiomas, matemáticas, historia, todas las disciplinas escolares». Esta costumbre se originó en las precarias condiciones de las zonas de misión en las cuales el acceso a la enseñanza es una necesaria obra de misericordia.
Si bien no existía un problema de acceso a las escuelas, sí se puso en marcha el proyecto para atender a los hijos de los católicos de la región, en particular los procedentes de Alemania. «En aquellos años 90 ya había muchos parroquianos, aún era bastante numerosa la comunidad de los alemanes católicos de Rusia», relató el misionero. «Y se presentó la oportunidad de organizar una auténtica escuela católica para sus hijos y nietos».
Inicialmente sólo existía una clase en un departamento privado y el proyecto fue creciendo paulatinamente. A los salones de clase se sumó una estancia adaptada a la función de capilla y desde el inicio los niños contaron con espacios de oración comunitaria. «Hoy los niños pueden entrar por su cuenta para encender una vela por alguna intención. Tienen una buena posibilidad de orar, rezar un padrenuestro o pedir por algún ser querido fallecido», comentó Fray Corrado. «Eso significa que desde el principio iban a sentir la oración. Tendrían la oportunidad de conocer la vida cristiana y estudiar las Sagradas Escrituras».
«Cuando vienen los niños a menudo no saben quién es Jesucristo», comentó el sacerdote. «Siempre hago un pequeño experimento: En nuestra aula para la catequesis hay un crucifijo. Y yo les pregunto a los más nuevos: ‘¿Quién es Él?’ No lo saben. Es comprensible, ¡cómo lo pueden saber! Pero luego, poco a poco, ya saben bastante para explicarlo a los demás con tranquilidad».
La escuela funciona con una licencia especial, que les permite expedir un diploma válido ante las autoridades, la cual se renovaba cada cinco años. En la última ocasión recibieron una renovación por 12 años. «Podemos decir que hemos ganado nuestro lugar entre otras entidades docentes. Y vemos que nuestra escuela católica tiene cierta popularidad», expresó con satisfacción el sacerdote.
Con información de Religión en Libertad
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