viernes, 22 de noviembre de 2024
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Seminarista chino regresa a su patria: no teme el riesgo de ser apresado

Madrid (Sábado, 16-04-2016, Gaudium Press) Una conmovedora entrevista a Pedro Zheng, un seminarista chino cuya verdadera identidad está reservada por su seguridad, fue publicada por la revista española Alfa y Omega. En ella, el aspirante al sacerdocio habla de su regreso a China donde debe enfrentar los riesgos y limitaciones propias de un miembro de la Iglesia «subterránea», no reconocida por el Estado a causa de su fidelidad a la Santa Sede.

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Seminarista Pedro Zheng. Foto: AIN.

«Quiero volver a mi país, a mi diócesis. Sé que puede haber peligros, pero no tengo miedo», afirmó el seminarista de 28 años. «No tengo ningún plan, no tengo futuro. Si Dios quiere iré a una parroquia, pero también sé que puedo acabar en la cárcel». La comunidad subterránea padece con frecuencia detenciones de sacerdotes e incluso Obispos, como ha sido denunciado reiteradamente por la Diócesis de Hong Kong, que goza de mayor libertad religiosa gracias a la autonomía de la región y que ha presentado detallados informes de las más graves violaciones a la libertad religiosa en el país.

«Sé que voy a sufrir»

Para Zheng, volver a un territorio tan difícil es fruto de una conciencia profunda de su misión. «Si quiero ser sacerdote en China, servir a mis católicos, a la Iglesia de China, sé que voy a sufrir. Igual que sufrió Cristo. Pero con María y mi rosario no tengo miedo», indicó, al tiempo que refirió que se inspira frecuentemente en la frase de San Juan Pablo II: «No tengáis miedo».

Sin embargo, esta disposición no es nueva en Zheng y su familia: «Fui bautizado por mi abuela en secreto . Siempre estábamos escondidos. De mi familia aprendí a rezar las avemarías del rosario», relató. «Solamente una vez al año venía un sacerdote que, por seguridad, se tenía que alojar en casa de una familia. Sabíamos que ese único día tendríamos la posibilidad de recibir la Comunión».

En este entorno, el seminarista tuvo que superar duras pruebas en su vocación. Durante años se formó en la clandestinidad, pasando temporadas de meses alojados en casas de familias sin poder salir a la calle y viajando en la noche para no ser identificados. Según relató, los seminarios de China son secretos y difíciles. «Vivimos juntos en una habitación no más grande de 20 metros cuadrados seis u ocho jóvenes», describió . «En ese espacio dormimos, comemos, nos aseamos, cocinamos, estudiamos, hacemos deporte, rezamos juntos… Tenemos que tener mucho cuidado para no ser descubiertos. Nuestro Obispo, en cuanto puede, nos manda a Europa para formarnos».

Zhen describió a su Obispo, Mons. Andrés Hao, fallecido a los 90 años de edad y quien pasó más de 25 años en prisión por su fe, como «un verdadero santo». «Él nos pidió que rezáramos por la Iglesia y que no olvidáramos que allí nos esperan», concluyó.

Con información de Alfa y Omega.

 

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