Quito (Martes, 19-04-2016, Gaudium Press) El mundo hasta ahora está tomando conciencia del terrible drama sufrido por Ecuador, tras el terremoto que asoló al país el pasado sábado en las horas de la noche.
El número de muertos ya se acerca a los 500, además de más de 2.000 heridos, innúmeras edificaciones destruidas, y muchas personas aún desaparecidas.
Entretanto, al lado de la tragedia siempre hay luces que permiten la esperanza. Obras Misionales Pontificias ha recogido testimonios de algunos de los 284 misioneros españoles que ejercen su ministerio en el Ecuador, particularmente de los 21 que están en Manabí, la zona más afectada por el sismo.
Es el caso del P. Manuel Rodicio, sacerdote diocesano misionero de Orense, que estaba en Jipijapa sustituyendo a un compañero.
«El temblor. Es el sábado 16 a las siete. Ya noche. ´Pronto pasará´, pensé, porque vivimos donde la tierra se estremece con frecuencia. Pero no. Esta vez dura más tiempo. Y cada vez es más fuerte. […] Llegado el domingo es el momento de evaluar. En Manta, donde vivo, no hay bloque donde al menos una casa no haya caído al suelo. En otra sabemos que hay niños en el interior. No hay movimiento. Las carreteras serradas, como si una motosierra las cortase. Los postes de luz, el suelo… En Portoviejo dicen lo mismo. Sin embargo Pedernales y Cojimíes es peor… Muertos. Destrucción. Sin luz. Sin agua. Con un poco de Internet en un ‘smartphone’ que nos abre la información y al mundo. […] Rezad por este pueblo».
El misionero dehoniano Pedro Jesús Arenas habla de la ayuda que requieren las comunidades y que la Iglesia está ofreciendo. «Estamos cargando camiones con víveres y salimos ahora mismo hacia Pedernales, la zona más afectada». Muchos sacerdotes se organizaron para pedir ayuda por las calles de la parroquia, reunirlas, y llevarlas en camiones. «Hay muchos muertos y enfermos, como sacerdotes queremos estar presentes dando consuelo, y llevando ayuda: agua, ropa, víveres, todo lo que la gente generosa nos ha dado», explica este misionero.Al explicar porqué son escoltados, afirma que «la gente está desesperada, y pueden asaltarnos, pero nosotros queremos que esa ayuda llegue a las zonas más dañadas».
El misionero zaragozano José María Bernard, piensa también en los emigrantes ecuatorianos en España: «Ecuador es un país de 24 provincias que tiene su provincia 25 en España. También allí estén llorando los familiares de quienes mueren y sufren en Manabí, Esmeraldas o Guayas. Aquí, un puñado de misioneros españoles les acompañamos en la lucha y el dolor´.
El directo de las Obras Misionales Pontificias de España se refiere al insigne papel que están cumpliendo estos misioneros: «A través de estos misioneros estamos en contacto con lo sucedido, no sólo para sentir el dolor y el sufrimiento, sino también para responder con nuestra ayuda, en principio de oración y cercanía, y más adelante con la cooperación personal y económica. De momento no nos consta que entre los fallecidos haya misioneros españoles, pero esta noticia no nos consuela, sabiendo que hay niños, mujeres y hombres pobres que han entregado su vida, para que el mundo despierte del egoísmo y se sienta solidario con los más necesitados».
Con información de ReligionenLibertad
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