viernes, 22 de noviembre de 2024
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En el Jubileo de los jóvenes, el Papa habló de afecto, libertad y grandes ideales

Ciudad del Vaticano (Lunes, 25-04-2016, Gaudium Press) Ayer, en la misa celebrada por el Papa con ocasión del Jubileo de los jóvenes en la Plaza de San Pedro, a la que asistieron alrededor de 70.000 muchachos, el Pontífice habló de la caridad distintiva de todo cristiano, del afecto y de la libertad, entre otros temas.

El verdadero amor «es el camino para ser felices», explicó el Pontífice, pero ese verdadero amor implica «esfuerzo». «Por ejemplo, pensemos cuando recibimos un regalo: nos hace felices, pero para preparar ese regalo las personas generosas han dedicado tiempo y dedicación y, de ese modo, regalándonos algo, nos han dado también algo de ellas mismas, algo de lo que han sabido privarse», dijo el Papa. «En efecto, amar quiere decir dar, no sólo algo material, sino algo de uno mismo: el tiempo personal, la propia amistad, las capacidades personales». Jesucristo es ejemplo insuperable de generosidad, de Él recibimos «muchos dones, y cada día tendríamos que darle gracias. Quisiera preguntaros: ¿Dais gracias al Señor todos los días?»

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La cercanía del corazón del joven con el Señor lo anima a ««remar mar a dentro» y «echar las redes» confiando en su palabra; es decir, poner en juego tus talentos en la vida, junto a él, sin miedo. Jesús te espera pacientemente, atiente una respuesta, aguarda tu ‘sí’ «. A ejemplo del Señor, el joven debe tomar de Él «el secreto de la ternura: interesarse por otra persona, quiere decir respetarla, protegerla, esperarla. Y esta es la concreción de la ternura y del amor».

Ya sobre la libertad, el Pontífice declaró que ella «no es poder hacer siempre lo que se quiere: esto nos vuelve cerrados, distantes y nos impide ser amigos abiertos y sinceros; (…). En cambio, la libertad es el don de poder elegir el bien: esto es libertad. Es libre quien elige el bien, quien busca aquello que agrada a Dios». Esto no siempre es fácil, pero la contemplación de la Cruz del Señor nos anima a luchar y a levantarnos cuando caemos: «Y… en la vida, siempre se cae, porque somos pecadores, somos débiles. Pero está la mano de Jesús que nos levanta, que nos alza. ¡Jesús nos quiere en pie! Aquella bonita parábola que Jesús decía a los paralíticos: ¡alzaos! Dios nos ha creado para estar en pie».

El Papa concluyó sus palabras a los jóvenes invitándolos a seguir los grandes y maravillosos ideales, que se pueden alcanzar «si os preparáis bien ya desde ahora, viviendo plenamente vuestra edad, tan rica de dones, y no temiendo al cansancio. Haced como los campeones del mundo del deporte, que logran metas altas entrenándose con humildad y todos los días. Que vuestro programa cotidiano sea las obras de misericordia: Entrenaos con entusiasmo en ellas para ser campeones de vida, ¡campeones de amor! Así seréis conocidos como discípulos de Jesús. Así tendréis la carta de identidad de los cristianos. Y os aseguro: vuestra alegría será plena».

Con información de Radio Vaticano

 

 

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