Roma (Viernes, 29-04-2016, Gaudium Press) Un histórico manuscrito de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, el más antiguo que se conserva en la actualidad y que incluye anotaciones del propio San Ignacio, culminó un detallado proceso de restauración y regresó al Archivo de la Compañía de Jesús. El trabajo fue necesario por el efecto negativo del ácido contenido en la tinta empleada en su escritura.
Fragmento del manuscrito de los Ejercicios Espirituales. Foto: Pontificia Universidad Gregoriana. |
La restauración fue definida como «de vanguardia» por el diario italiano Avvenire, que destacó el valor del escrito como una reliquia extraordinaria que sin embargo fue fabricada como un objeto común y haciendo uso de los materiales usuales: papeles delgados y tinta con un grado de acidez. El documento ya había sido sometido a una restauración demasiado invasiva para las técnicas actuales en la cuals e adhirieron capas de seda fina a las hojas que tenían riesgo de perder trozos de papel.
La técnica empleada anteriormente logró evitar la pérdida de fragmentos pero favoreció el paso de la tinta, lo que perjudicó gravemente la lectura. La seda agregada no neutralizó la acción del ácido de la tinta y el proceso fue acelerado por el pegamento empleado. Por esto se requirió un notable esfuerzo que contó con la financiación de la Fundación Vasca Gondra Barandiarán de Guecha en Vizcaya.
El manuscrito fue analizado a través de infrarrojos, fluorescencia de rayos X y rays ultravioleta. Estos procedimientos indican la presencia de metales pesados, la composición de las hojas y de las tintas. Las adiciones de seda tuvieron que separarse sin afectar el papel y aplicar una nano-suspensión de hidróxido de calcio alcohol isopropílico especialmente desarrollada para el documento.
Los trabajos fueron presentados en un evento organizado en el Aula Magna de la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, Italia, el día 29 de abril. El foro contó con la presencia del P. Ignacio Echarte, Secretario de la Compañía de Jesús, quien comentó la importancia del manuscrito y de expertos de la universidad Católica del Sacro Cuore, de la Universidad de Padua y la Universidad de Florencia, así como de la Biblioteca Apostólica Vaticana.
Con información de Catholic Culture y Avvenire.
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