Ciudad del Vaticano (Miércoles, 11-05-2016, Gaudium Press) El P. Rafael Manuel Almansa Riaño, sacerdote franciscano, comenzó y terminó su vida al interior de la Iglesia. Nacido en una casa cural en la cual residía la familia del sacristán y fallecido en medio de una notable fama de santidad local, el religioso fue declarado Venerable por la Santa Sede, después de que el Papa Francisco firmara el decreto de reconocimiento de sus virtudes heroicas.
Venerable P. Rafael Manuel Almansa Riaño. Foto: Banco de la República. |
Conocido en Colombia simplemente como el Padre Almansa, el Venerable se destacó por una humilde vida de oración, caridad y bondad, en particular durante su servicio como Capellán del Templo de San Diego en la ciudad de Bogotá, donde permaneció desde 1897. En este lugar, clave para la sociedad bogotana de su tiempo, asistió con su consejo y cuidado pastoral a numerosas personas de todos los orígenes sociales, siendo buscado incluso por los líderes civiles por su sabiduría y fama de santidad.
Del Padre Almansa se comentaba su ejemplo de generosidad, su gran habilidad en administrar sabiamente el sacramento de la Penitencia y su propia vivencia radical de la pobreza evangélica, que lo motivó a dormir en una cama sobre piedras, sin hacer uso de almohadas o cobijas. En su juventud padeció la persecución religiosa bajo el régimen de Tomás Cipriano de Mosquera y debió refugiarse en Pamplona, Norte de Santander, durante su preparación al sacerdocio
Se estima que cerca de 100 mil personas se hicieron presentes en sus funerales en 1927 a causa de su extendido reconocimiento como un hombre santo. El Consejo de la ciudad también rindió honor a su memoria con un monumento de mármol dispuesto en su tumba. La Arquidiócesis de Bogotá ha contactado a unos 20 testigos de posibles milagros ocurridos por su intercesión entre los cuales se destaca la supervivencia de una mujer y su hija durante un parto notablemente difícil.
Con información de Alfa y Omega y El Tiempo.
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