Madrid (Jueves, 26-05-2015, Gaudium Press) El Arzobispo de Madrid, España, Mons. Carlos Osoro, dedicó su Carta Semanal a una reflexión sobre la importancia de la Solemnidad de Corpus Christi y de las manifestaciones públicas de fe asociadas a esta celebración como una oportunidad de vivir el «asombro eucarístico» y la contemplación del misterio de la Presencia Real del Señor en el sacramento. «Contemplar al Señor en el Misterio de la Eucaristía, su presencia real, dar culto a la Eucaristía fuera de la Misa, es un privilegio para aprender el arte de la oración», afirmó.
La Solemnidad de Corpus Christi contribuye a despertar el «asombro eucarístico» y promover la contemplación. Foto: Arquidiócesis de Madrid. |
«La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta expresión encierra en sí misma, y en una síntesis perfecta, el núcleo del misterio de la Iglesia», recordó el prelado, quien hizo un recuento de la historia de la Solemnidad y su relación con una de las manifestaciones públicas de fe más íntimas y fundamentales de la Iglesia: la Procesión Eucarística. «La fiesta del Corpus Christi quiere suscitar en los cristianos y en quienes ven el paso del Señor, lo que podemos llamar el asombro eucarístico (…), que en definitiva es la invitación a que contemplemos el rostro de Cristo». Esta contemplación es la cura para la enfermedad de una sociedad que desconoce su identidad, su meta y se hunde en la desesperanza.
Mons. Osoro recordó que la institución de la Eucaristía en la Última Cena fue el momento cumbre anhelado por Cristo para establecer la Nueva Alianza y la entrega plena del Hijo de Dios que se consumaría en su sacrificio en la Cruz. «La Eucaristía muestra de una manera palpable el amor del Señor que llega hasta el extremo, pues es un amor que no conoce medida. Míralo, contémplalo», aconsejó. «Haz el gran descubrimiento de lo que engendra en tu vida, pues crea una manera de vivir y educa para una manera de estar con los hombres».
«Contemplar al Señor en el Misterio de la Eucaristía, su presencia real, dar culto a la Eucaristía fuera de la Misa, es un privilegio para aprender el arte de la oración», agregó el Arzobispo. «En la fiesta del Corpus Christi se quiere resaltar el culto que se da a la Eucaristía, también fuera de la Misa. Es extraordinario estar con el Señor, palpar el infinito amor de su corazón en el culto eucarístico, particularmente con la exposición y adoración del Santísimo Sacramento». El prelado recordó el carácter indispensable de este contacto directo y prolongado para poder dar testimonio, cumplir los mandatos y ejercitar la caridad. «Hay que dar de lo que nos alimentamos y contemplamos», concluyó.
Con información de Arquidiócesis de Madrid.
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