Prefecto de Culto Divino recordó la libre opción de sacerdotes de celebrar ad orientem

Ciudad del Vaticano (Viernes, 27-05-2016, Gaudium Press) El Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Cardenal Robert Sarah, concedió una entrevista a la revista francesa Famille Chrétienne en la cual se refirió a las opciones que los sacerdotes para celebrar la liturgia católica. Sobre el uso más extendido, celebrar de cara a la asamblea, el purpurado expuso que se trata de «una posibilidad, pero no una obligación», de acuerdo a lo acordado en el Concilio Vaticano II.

Cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press.

El Cardenal explicó que se requiere que durante la Liturgia de la Palabra sí exista un contacto visual entre los lectores y la asamblea, «pero tan pronto llegamos al momento en que se dirige a Dios, desde el Ofertorio en adelante, es esencial que sacerdote y los fieles miren juntos hacia el oriente», explicó. «Esto corresponde exactamente con lo que los Padres Conciliares deseaban».

El Card. Sarah explicó que en la celebración ad orientem la postura litúrgica no se trata de dar la espalda a los fieles, sino que ellos y el celebrante «estén en una misma dirección: hacia el Señor que viene». El Prefecto recordó que la celebración de la Eucaristía en esta forma es «legítima y cumple la letra y el espíritu del Concilio».

«Como Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, yo deseo recordar que la celebración ‘ad orientem’ está autorizada por las rúbricas, las cuales especifican los tiempos cuando el celebrante debe dirigirse a la asamblea», agregó. «Por tanto no es necesario tener un permiso especial para celebrar de cara al Señor».

El Cardenal Sarah ya había hablado en un artículo publicado en L’Osservatore Romano en 2015 sobre la libertad de celebrar el carácter de recomendable de la práctica de celebrar la Eucaristía de cara al Oriente, «como forma de expresar su intención de participar en la obra de culto y redención obtenida por Cristo». De igual modo, en este escrito el Prefecto había recomendado esta forma de celebración en las Catedrales, «donde la vida litúrgica debe ser ejemplar».

Con información de The Catholic Herald.