Brasilia (Martes, 31-05-2016, Gaudium Press) La Fiesta de Corpus Christi el pasado jueves en Brasilia reunió más de 60 mil fieles venidos de diversas partes del Brasil. En la Explanada de los Ministerios, la ceremonia fue presidida por el Arzobispo y presidente de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), Mons. Sergio da Rocha.
Acompañado por el nuncio apostólico, Mons. Giovanni d’Anielo, Mons. Sérgio celebró la solemnidad, que contó además con la presencia del obispo emérito de Floriano, Mons. Augusto Rocha, así como por los obispos auxiliares, sacerdotes, diáconos y seminaristas de la Iglesia local.
«La presencia de Jesús en la Eucaristía es señal y fuente de su misericordia que somos llamados a experimentar y testimoniar. Cuando falta misericordia, el corazón acaba siendo tomado por sentimientos de amargura, resentimiento. Sin misericordia no podemos caminar. No hay misericordia sin vida eucarística», dijo el Arzobispo de Brasilia.
Además de pedir un redoblado empeño del clero y de los laicos para la vivencia eucarística en las comunidades, el prelado exhortó a la práctica de la misericordia en todos los ambientes en que estemos insertados. «Que promovamos el perdón. Sea un instrumento de reconciliación y paz en su trabajo, en su familia, en su escuela, donde esté. Dios nos ayude a vivir siempre de la Eucaristía, fuente de misericordia», enfatizó.
Después del término de la celebración eucarística, Mons. Sergio, siendo acompañado del clero, y con Jesús Eucarístico, anduvo por encima de las alfombras de Corpus Christi confeccionados por los jóvenes de la Arquidiócesis.
Esta fue la 38ª vez que un líder clerical anda sobre la alfombra de la solemnidad con el Ostensorio, en la Explanada de los Ministerios. Antiguamente, las alfombras eran producidas localmente en cada una de las parroquias.
A lo largo de esta procesión, los fieles caminaron con velas encendidas por el primer cuadrilátero de la Explanada, al mismo tiempo en que recibían las tres bendiciones con el Santísimo Sacramento, siendo la primera por los enfermos, la segunda por los gobernantes y la tercera por las familias.
Vale resaltar que en cada una de las bendiciones, la procesión tuvo un momento de parada, en la cual los participantes colocaron las intenciones y levantaron las velas en forma de alabanza a Dios. (LMI)
De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de la Arquidiócesis de Brasilia
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