Ciudad del Vaticano (Miércoles, 01-05-2016, Gaudium Press) Ayer de mañana, el Papa Francisco dedicó la homilía de la Misa rezada en la Casa Santa Marta a expresar su pensamiento sobre la Visitación, en el día en que la Iglesia conmemora la visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel.
El Pontífice afirmó, recordando el gesto de María yendo al encuentro de su prima para servirla, que el «servicio y encuentro hacen sentir una alegría que llena nuestras vidas». Para Francisco, si aprendiésemos a servir y fuésemos al encuentro de los otros, cambiaríamos el mundo.
El Papa habló del coraje femenino, de la capacidad de ir al encuentro de los otros, de extender la mano para una ayuda, de la solicitud. Principalmente él habló de la alegría de aquellas que llenan el corazón y dan a la vida un nuevo sentido y una nueva dirección.
Francisco comentó que los trechos del Evangelio del día, así como las palabras del Profeta Sofonías en la Primera lectura y de San Pablo, en la Segunda, forman una liturgia «llena de alegría» y llega como «un viento nuevo» que llena nuestras vidas.
María, mujer corajuda
María realiza su visita de servicio sin inseguridades. Para Francisco, el Evangelio muestra que María «se dirigió apresuradamente», aunque estuviese embarazada y arriesgase depararse con malhechores en el transcurso del camino.
«Esta joven de 16 o 17 años, no más», «era corajuda. Se levanta y va»:
«Coraje de mujer. Las mujeres corajudas que existen en la Iglesia son como Nuestra Señora. Esas mujeres que llevan adelante la familia, esas mujeres que llevan adelante la educación de los hijos, que enfrentan tantas adversidades, tanto dolor, que curan a los enfermos… Corajudas: se levantan y sirven, sirven.
El servicio es señal cristiana. Quien no vive para servir, no sirve para vivir. Servicio en la alegría, esta es la actitud que me gustaría destacar hoy. Hay alegría y también servicio. Siempre para servir».
El encuentro con alegría
El Papa habló del encuentro de María con su prima: «Esas dos mujeres se encuentran, y se encuentran con alegría».
Sería bueno si «nosotros aprendiésemos eso, servicio e ir al encuentro de los otros. «Cómo el mundo cambiaría»:
«El encuentro es otra señal cristiana. Una persona que se dice cristiana y no es capaz de ir al encuentro de los otros, de encontrar a los otros, no es totalmente cristiana. Sea el servicio, sea el encuentro, requieren salir de sí mismos: salir para servir y salir para encontrar, para abrazar a otra persona. Es con este servicio de María, con este encuentro que se renueva la promesa del Señor, se actúa en el presente, en aquel presente. Y propiamente el Señor – como oímos en la primera Lectura: ‘El Señor, tu Dios, está en medio de ti» – el Señor está en el servicio, el Señor está en el encuentro», concluyó Francisco. (JSG)
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