Nápoles (Miércoles, 01-06-2016, Gaudium Press) Con el propósito de pedir a Dios, por intercesión de la Virgen María y de San Genaro, la paz social, la convivencia, el respeto por la persona, la vida y la conversión de los pecadores, la Diócesis de Nápoles, en Italia, ha clausurado el mes mariano con una procesión penitencial y una vigilia de oración que ha sido presidida por la imagen de nuestra Señora ‘Immacolata del Gesú Vecchio’, venerada en la ciudad.
La vigilia y procesión penitencial, que ocurrió al caer la tarde este 31 de mayo, fue convocada por el Cardenal Crescenzio Sepe, Arzobispo de Nápoles, ante la preocupante situación de inseguridad que atraviesa la población italiana. «He reiterado mi invitación al Pueblo de Dios y todos los hombres de buena voluntad para unirnos y expresar nuestro deseo de rescate y de esperanza, para elevar nuestro grito de dolor por las numerosas víctimas, en algunos casos inocentes», dijo el purpurado al convocar la jornada.
Nuestra Señora ‘Immacolata del Gesú Vecchio’. |
En aquella ocasión, el Cardenal también expresó: «hemos aprendido, como Iglesia, a salir de las sacristías para estar entre la gente para compartir aspiraciones, ansiedades, problemas. Sé que no vamos a estar solos, porque todos juntos queremos manifestar nuestro grande amor por esta ciudad y por sus habitantes. Queremos cantar todos juntos la belleza de Nápoles, que sabe abrirse a los otros».
«Nápoles es sinónimo de vida, de alegría, de civilidad, de cordialidad. Es el valor sagrado de la vida que queremos defender y exaltar», agregó el purpurado.
La procesión penitencial y vigilia comenzó a las 18:00 horas del martes desde la Iglesia de Sant’Agrippino, de donde partió el recorrido procesional hasta la Catedral de Nápoles. Allí, frente a la imagen de la Virgen Inmaculada, se oró el Santo Rosario y posteriormente se confió la Diócesis y la ciudad al maternal cuidado de la Madre de Dios.
Al iniciar la jornada, el Cardenal Sepe oró: «Estamos aquí para expresar nuestro deseo de redención y esperanza (…) En este nuestro itinerario penitencial hacia la catedral estamos acompañados de los santos que hacen brillar el rostro de la Iglesia y de Nápoles. En la oración nos encontraremos con la Virgen Santa y le pediremos el don de la paz y de concordia para nuestra ciudad».
Más adelante también señaló, haciendo eco de algunas palabras del Papa Francisco, que «prefiero una Iglesia accidentada, herida y sucia por haber salido a las calles, en lugar de una Iglesia enferma. En este aspecto quiero subrayar que la iglesia no es solo de los sacerdotes, es aquella que formamos todos nosotros como una comunidad».
Asimismo alentó, repitiendo palabras de San Juan Bosco, a «ser buenos cristianos y honrados ciudadanos», y que en este Año Santo de la Misericordia, se forme una comunidad de creyentes que sea puente para aquellos que buscan, por medio de la misericordia que viene de Dios, madurar la conversión a través de la verdad y la justicia, y al mismo tiempo «poder abrazar a Dios Padre».
Al concluir oró a la Madre de Dios: «A ella confiamos y consagramos nuestra Diócesis repitiendo las palabras proféticas que el beato Barloto Longo al mirar a María: ‘¡Oh Madre buena, ten piedad de nosotros… Piedad de todos, o Madre de Misericordia!».
Con información de Diocesi di Napoli.
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