Nueva York (Lunes, 06-06-2016, Gaudium Press) Un Hospicio de religiosas Dominicas para pacientes terminales en Nueva York, Estados Unidos, fue destacado en la publicación The New York Times Magazine por su labor con los enfermos, la cual puede calificarse como una auténtica «muerte digna» al alcance de todos. La labor de las religiosas se remonta a 1901, cuando se creía que el cáncer era una enfermedad contagiosa y las religiosas atendían a los pacientes sin importar el riesgo hasta el final de sus vidas.
Ubicado en una colina, el Hospicio es un lugar de vida para los pacientes terminales. Foto: Rosary Hill Home. |
«No podemos curar a nuestros pacientes, pero podemos asegurarles la dignidad y el valor de sus últimos días, y mantenerlos cómodos y libres de dolor», explicaba la fundadora del Hospicio, Rose Hawthorne Lathrop, quien adoptó el nombre religioso de Madre María Alfonsa. La institución fue llamada «Hospicio» en honor a los refugios que acogían a los peregrinos en tiempos antiguos, situación que se compara a la de los pacientes en peregrinación hacia la eternidad.
La fotógrafa Gillian Laub dedicó una colección de retratos a las religiosas del hospicio por la atención brindada a su suegra, quien no contaba con recursos suficientes para una atención dedicada las 24 horas en la etapa final de su enfermedad de cáncer. El hospicio la admitió sin costo y Laub quedó impresionada por la calidad humana y material de la atención que recibió en todo momento. «Esto es como morir debería ser», expresó. «No se siente como un lugar de muerte. Se siente como un lugar de vida».
La fotógrafa indicó que la amabilidad de las religiosas para con los moribundos le generó admiración. Algunos detalles en particular le resultaron llamativos: las religiosas peinaban a las pacientes, les pintaban las uñas, les cambiaban los vestidos de dormir y llevaban flores frescas a las habitaciones. Además de proveer un servicio de gran calidad a todas las personas sin discriminación alguna, las religiosas dependen únicamente de la providencia de Dios manifestada en los donativos por parte de personas generosas. «No se aceptan pagos de los pacientes, sus familias, aseguradoras o el gobierno», declaran las religiosas en su página web.
Con información de ACI y The New York Times.
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