Ciudad del Vaticano (Martes, 07-06-2016, Gaudium Press) Después de casi una semana de reuniones, debates y oraciones realizados en Roma, los 170 participantes de la Asamblea Anual de las Pontificias Obras Misioneras fueron recibidos por el Papa Francisco.
Foto: L’Osservatore romano |
Fue el último compromiso del Pontífice en la mañana de sábado.
Pontificia Unión Misionera no es una ONG
De modo especial, el Pontífice habló de una de las cuatro Obras, la Pontificia Unión Misionera, que este año cumple 100 años de fundación y fue una iniciativa del bienaventurado Paolo Manna.
Para el Pontífice, el bienaventurado Paolo Manna comprendió muy bien que formar y educar al misterio de la Iglesia y a su intrínseca vocación misionera es una finalidad que dice respecto a todo el pueblo de Dios:
«Formar obispos y sacerdotes a la misión no significaba reducir la Pontificia Unión Misionera a una realidad simplemente clerical, sino apoyar la jerarquía en su servicio a la misión de la Iglesia, que es de todos», dijo Francisco.
La misión hace la Iglesia
De acuerdo con el Santo Padre, la misión hace la Iglesia.
El Pontífice reconoce que la recaudación y distribución de ayudas económicas es algo importante, pero, acentuó él, el trabajo de los Directores Nacionales no puede limitarse a este aspecto:
«Es necesaria la mística. Debemos crecer en pasión evangelizadora. Tengo miedo – y confieso – que la obra de ustedes permanezca mucho en la esfera de la organización, pero sin pasión. Eso hasta una ONG lo puede hacer, pero ustedes no son una ONG.
La Unión sin pasión no sirve: es necesaria la mística de los santos y los mártires. Al contrario, el centro de su empeño debe ser la formación permanente a la misión, auxiliando inclusive a las Iglesias de antigua fundación a revigorizar su fe», resaltó el Papa
Ardor Misionero
Que el ardor misionero del beato Manna continúe ardiendo y entusiasmando para que la Pontificia Unión Misionera pueda reformularse, fueron los votos finales del Papa Francisco. (JSG)
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