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El bombero que se convirtió en sacerdote

Nueva York (Martes, 07-06-2016, Gaudium Press) El Padre Thomas Colucci fue ordenado sacerdote el pasado mes, en la Catedral de San Patricio en Nueva York. El sacerdote tiene 60 años. Pero hasta hace poco el P. Colucci era el Capitán Colucci, del Departamento de Bomberos de la Ciudad de Nueva York (NYFD).

Cuando tenía 20 años sintió el llamado al sacerdocio, pero finalmente se decidió por la carrera de bombero, que tanto lo atraía.

1.jpgLos atentados de las torres gemelas, el 11 de septiembre de 2001, mucho lo impactaron. «Lo que vi ese día es más de lo que puedo explicar», dice. «Lo peor fueron todos los funerales después – que fueron 343. El noventa y cinco por ciento de los bomberos del NYFD son católicos. No es sorprendente pensar que la mayoría de esas personas que murieron protegiendo a los neoyorquinos ese día tuvieron funerales en iglesias católicas». Entretanto, la dura experiencia también le permitió «ver el rostro de Cristo», en medio de tanto sufrimiento.

Un hecho ocurrido en 1995 lo ayudó a conciertizarse que su vida era un préstamo de Dios. Él fue víctima de una explosión de gas mientras atendía sus deberes. El accidente le produjo un coágulo sanguíneo que puso en peligro su vida, y del que sólo pudo curarse tras dos cirugías cerebrales.

Después de las operaciones, el hoy Padre Colucci estuvo ocho años en el Monasterio Benedictino del Santo Salvador en Elmire. «Al principio me fui al monasterio simplemente para discernir y recuperarme, porque tenía que retirarme a causa de mi accidente y posteriores cirugías cerebrales». «Yo había considerado convertirme en sacerdote de la arquidiócesis, también, pero la idea de estudiar durante seis años hizo que mi cabeza me doliese más que la cirugía cerebral, por lo que decidí ser un monje en lugar de un cura». Pero Dios tenía otras líneas que escribir en el libro de su vida. En el 2004 asumió el hombre religioso de Thomas Bernadette, cuando profesó solemnemente como benedictino.

Después de unos años su abad le preguntó si podía considerar su ordenación como presbítero, para atender desde el sacerdocio a sus hermanos monjes. El hermano Thomas Bernadette se enroló así en el seminario San Vicente. Entretanto, «aunque me sentía atraído por el sacerdocio, no sentía más que tenía vocación para monje. En lugar de ello me sentí atraído a conducir a la gente a Cristo».

Él es el único bombero retirado en ser sacerdote de la Arquidiócesis de Nueva York. Dice que como bombero siempre buscó hacer lo mejor que pudo, y será así en su ministerio sacerdotal. «Quiero estar a disposición de los que me necesitan». «No necesito mucha atención. Sólo espero y rezo para que pueda ser un sacerdote santo, humilde y orante. Quiero ser cura de un pueblo».

El P. Colucci fue siempre un católico devoto: iba a misa a diario, y rezaba la liturgia de las horas.

En su inclinación al sacerdocio influyó mucho el ministerio de los capellanes del departamento de bomberos, que eran cuatro. «Me sentí atraído por el papel del sacerdote en los momentos más terribles de la humanidad», dijo el padre Colucci. «Fui testigo de una gran cantidad de buenos modelos de sacerdote en mi tiempo como bombero de la ciudad de Nueva York».

Por lo demás, él considera que hay similitudes entre el oficio de bombero y el sacerdocio:

«Bueno, hay que poner a otras personas en primer lugar en ambas profesiones. Ambas profesiones buscan ayudar a la gente. Llamadas de urgencia y llamadas a sacerdotes son similares, ya que ambos están tratando de llegar a las personas necesitadas. Los dos estamos a veces en situaciones malas, ya sea porque alguien se ha quedado atascado en un ascensor o siente que no es amado por Dios», explicó. «Los sacerdotes ayudan a las personas espiritualmente, mientras que los bomberos les ayudan cuando están en peligro físico. Sin embargo, ambos salvan vidas – cada uno en sus propios caminos «.

Con información del National Catholic Register

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