Montreal (Viernes, 10-06-2016, Gaudium Press) El centenario de la muerte del Beato Federico Janssoone, religioso que allanó el camino para el retorno de los franciscanos a Canadá en 1888. Era conocido como «el vendedor de Dios», ya que era comerciante antes de ingresar a la vida religiosa y puso al servicio del Evangelio su intensidad de trabajo.
Beato Federico Janssoone, quien dedicó un intenso apostolado en Canadá en beneficio de Tierra Santa. Foto:Perefrederic.ca |
«Él era un hombre de intenso trabajo y gran piedad, un hombre que sabía lo que tenía que hacer y él aún nos habla hoy», indicó a The Catholic Register el director del Centro Frédéric Janssoone de Trois Rivieres, Quebec. «Sólo porque nos hemos convertido en una sociedad secular no significa que no la gente no esté buscando respuestas. El P. Federico nos habla aún hoy. Conducido por una intensa oración, fue un hombre que se mantuvo en movimiento y aun así ofrece un camino hacia la paz interior».
El Beato Federico Janssoone es poco conocido en la parte angloparlante de Canadá, pero su importancia es notable para la vida de la Iglesia en el país. El religioso francés fue vendedor en su país natal y tras tomar la vida religiosa y hacerse sacerdote, sirvió como capellán militar en la guerra franco prusiana. Peregrinó a Tierra Santa, donde fundó el templo de Santa Catalina en Belén. Para sostener el apostolado en este lugar, viajó a Canadá en 1881 para recaudar fondos y realizó por primera vez la colecta del Viernes Santo en favor de los Santos Lugares, práctica que se mantiene hoy.
Al regresar a Canadá en 1888, fundó una casa franciscana en Trois Rivieres, que se convirtió en el centro de su apostolado y desde donde viajó por las diócesis de Quebec para recaudar fondos y redactó numerosos folletos y libros devotos. Los fieles locales extendieron su fama de santidad, inspirada en su notable actividad apostólica y en su piedad natural y benevolente. Numerosas personas reportaron favores obtenidos por la oración de intercesión del Beato en vida, y su beatificación fue posible gracias al milagro de curación de un paciente de leucemia.
«Tenemos 26 archivadores de carpetas llenas de testimonios escritos por personas que le agradecen ‘favores obtenidos'», explicó el P. Bonefant. «Estos pueden no ser curaciones milagrosas como tales, pero él (el Beato) ha tocado las vidas de miles, y eso es lo que lo hace un santo». El sacerdote explicó que las reliquias del Beato peregrinarán por las parroquias de Quebec como lo hizo en vida del 30 de junio a agosto 06. El centenario de
su fallecimiento se celebrará el próximo 04 de agosto.
Con información de The Catholic Register.
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