Ciudad del Vaticano (Viernes, 24-06-2016, Gaudium Press) Después de un consistorio ordinario público, realizado al inicio de esta semana, el Papa Francisco anunció el nombre de los cinco Beatos que en la ocasión fueron declarados santos.
Entre los cinco nuevos santos a ser canonizados el domingo 16 de octubre próximo, dos son originarios de Francia: Salomón Leclercq y Elisabeth de la Santísima Trinidad.
Ellos se juntan a los innúmeros Bienaventurados de la «Hija primogénita de la Iglesia» que alcanzaron la gloria de los altares.
Distantes y distintos uno del otro, ambos son frutos del sí que se da al llamado de Dios; son ejemplo, alientan a los cristianos de todo el mundo y animan en el cumplimiento de la vocación, en cualquier circunstancia, hostil o favorable.
Sus nombres quedan ahora grabados para siempre en la historia de la Iglesia: Salomón Leclercq y Elisabeth de la Santísima Trinidad.
Salomón Leclercq
Salomón Leclercq (1745-1792) es uno entre los millares de víctimas de la Revolución Francesa. Fue martirizado por haberse negado a hacer el juramento de la constitución civil del clero.
Nacido en noviembre de 1745, Guillaume-Nicolas-Louis Leclerq recibió el nombre religioso de Salomón apenas entró para la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, en el año 1767.
Profesor y después maestro de novicios, él rechazó prestar el juramento de la constitución civil del clero que, después de la caída de la monarquía, daba al Estado el control sobre la Iglesia en Francia.
El religioso vivía en la clandestinidad en París, antes de ser preso en agosto de 1792 y encarcelado en la prisión de los Carmelitas.
En ese Monasterio, transformado en prisión por los revolucionarios, él fue ejecutado a golpes de espada durante las masacres de septiembre cuando, con él, otros 190 eclesiásticos más fueron muertos por odio a la Fe.
Salomón Leclercq fue beatificado en 1926 por el Papa Pío XI.
Elisabeth de la Santísima Trinidad
Elisabeth de la Santísima Trinidad (1880-1906) escogió abandonarse al amor trinitario. Ella nació en julio de 1880 y entró al Carmelo de Dijon en 1901.
La elección que ella hizo fue de hacer de su vida una alabanza de gloria a Dios y de abandono al Altísimo, entregándose al amor trinitario.
Ella desarrolló una doctrina centralizada en la «habitación de Dios en la persona humana».
Sobre Elisabeth, en 1960, el famoso teólogo suizo Hans Urs von Balthasar se congratuló con «la estructura del universo espiritual, el contenido y el estilo de su pensamiento teológico de una densidad y consistencia sin defectos.»
Elisabeth de la Santísima Trinidad fue beatificada en 1984 por el Papa Juan Pablo II. (JSG)
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