Medellín (Jueves, 14-07-2016, Gaudium Press) A propósito de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que iniciará dentro de un par de semanas en Cracovia, Polonia, el Arzobispo de Medellín, Mons. Ricardo Tobón Restrepo, dirigió un mensaje a su diócesis refiriéndose a la importancia que tiene la juventud para el mundo y para la Iglesia.
La misiva, difundida desde el sitio web de la Arquidiócesis de Medellín, inicia haciendo referencia al acontecimiento eclesial de la JMJ, que comenzó con el impulso de San Juan Pablo II y este año llega ya a su 31º edición con el tema «Felices los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia».
«Este encuentro internacional de jóvenes (…) es una buena oportunidad para hacernos conscientes de la realidad y la importancia de la juventud en el mundo y en la Iglesia. No pocas veces perdemos el ritmo y los espacios de los jóvenes; con frecuencia estamos al margen de los problemas vitales de las nuevas generaciones; debemos confesar con franqueza que en muchas parroquias la pastoral juvenil es una ‘asignatura pendiente'», escribe el prelado colombiano.
Mons. Ricardo Tobón, Arzobispo de Medellín. |
En este sentido Mons. Tobón manifiesta que la labor con la juventud no ha de reducirse sólo a organizar ciertos eventos, sino que «es preciso hacer el recorrido vital con ellos». Una tarea que -como subraya el purpurado- «corresponde en primer lugar a la familia». «Basta mirar cómo actúa un joven para saber si proviene de una familia que lo acompaña», añade.
Una labor que concierne también a las instituciones educativas y a la Iglesia, como lo explica el prelado: «Esta misión incumbe al mundo de la educación, que no puede contentarse con trasmitir datos sino que, desde sus posibilidades, debe también enseñar a vivir. Este deber atañe de modo especial a la Iglesia, llamada a incorporar los jóvenes con sabiduría, con amor, con profundo respeto a su libertad, a la vida en plenitud que debe tener cada comunidad cristiana».
Dentro del trabajo pastoral con los jóvenes, Mons. Tobón habla de la urgencia en la formación de grupos juveniles parroquiales, «donde puedan hacer un itinerario personal y comunitario que les permita crecer en humanidad, mientras se sitúan adecuadamente en el mundo, aprenden a integrarse creativamente con los demás, logran conquistar su libertad y entran en un proceso trascendente que los ponga en comunión con Dios».
«El trabajo pastoral con los jóvenes no puede ser mero entretenimiento. Urge llevarlos a que, con un proceso de sólida formación, se encuentren consigo mismos, descubran la presencia de Dios que ya se da en ellos y vayan asumiendo su propia misión en el mundo», añade el prelado.
Concluyendo la misiva, el Arzobispo señala que son muchas las cosas que se pueden hacer desde la pastoral juvenil. «Allí hay una oportunidad maravillosa para llevarlos a la vida cristiana», asegura.
«Están necesitados de orientación y acompañamiento. Hay que ayudarlos a configurar bien la humanidad que van a usar toda la vida (…) Hay que entregarles el Evangelio vivo, que les sirva para afrontar todo lo que venga para ellos en el futuro. Hay que llevarlos a que aprendan, desde ya, a analizar la realidad, a situarse en ella y a comprometerse con la construcción de un mundo nuevo», puntualiza.
Con información de la Arquidiócesis de Medellín.
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