Ciudad del Vaticano (Viernes, 22-07-2016, Gaudium Press) El Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Cardenal Robert Sarah, escribió un artículo para la edición italiana de L’Osservatore Romano en la víspera de la Fiesta de Santa maría Magdalena, instituida para la Iglesia universal por el Papa Francisco para el día 22 de julio. El purpurado reflexionó en el título de «De apostolorum apostol» (Apóstol de los Apóstoles) con el cual la honra la Liturgia, siguiendo la definición de Santo Tomás de Aquino.
«Deseo reflexionar en dos actitudes de la Santa que están en el corazón del nuevo Prefacio y en los textos de la Misa y los cuales pueden ayudar a todos los cristianos, hombres y mujeres, a profundizar su compromiso como seguidores de Cristo: la Adoración y la Misión», afirmó el Prefecto. La presentación del testimonio de la Santa durante la vida de Jesús justifica el premio de conocer y anunciar la Resurrección de Cristo a los Apóstoles.
Las lecturas de la Eucaristía, tomadas del Cantar de los Cantares, el Salmo 63 y la Segunda Carta a los Corintios expresan la espiritualidad de Santa. «El amor es lo que caracteriza la vida de Santa María Magdalena», explicó el Cardenal. «Es el amor lo que debe caracterizar nuestras vidas como cristianos, como verdaderos amigos de Jesús. Un amor que nos conduzca a buscar al Señor. Este es el único programa válido apra la Iglesia». La búsqueda de Jesucristo por parte de la Santa tiene el objetivo de adorarlo.
«La Adoración tiene lugar primero. María Magdalena nos recuerda la necesidad de recuperar la primacía de Dios y la primacía de la Adoración en la vida de la Iglesia y en la celebración litúrgica». El purpurado reiteró su llamado a orientar la celebración litúrgica en el misterio de la Eucaristía sin dar preponderancia a aspectos complementarios como la música que no deben ocupar el lugar central de la adoración.
La virtud de la Adoración es seguida por la segunda característica de la Santa: hacer conocer a Cristo. Santa María Magdalena recibió el encargo por parte de Jesús de anunciar la Resurrección a los Apóstoles y «sale de sí misma para ir a Cristo con adoración y misión», expuso el Card. Sarah. citando las palabras del Papa Francisco, la adoración y el servicio no pueden ser separados, sino que «tienen que ir de la mano. Adorar al Señor y servir a los demás, sin dejar nada para sí».
Con información de Aleteia.
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