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Redacción (Miércoles, 27-07-2016, Gaudium Press) En los últimos años varios estudios han mostrado que practicar alguna religión trae beneficios para la salud. El más reciente, realizado por la Harvard Chan School of Public, llamado «Association of religious service attendance with mortality among Women», que traduce «Asociación de la asistencia a servicios religiosos con la mortalidad de mujeres», reveló que ir a Misa es muy beneficios para la salud.
De acuerdo con la investigación, presentada desde el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), las personas que asisten a Misa con regularidad, o que son religiosos practicantes, tienen un 33% menos riesgo de fallecer en comparación de aquellas personas que no acuden a la Iglesia.
Para obtener este porcentaje, los investigadores relacionaron datos sobre la asistencia servicios religiosos y mortalidad entre las mujeres. Datos que fueron recabados con más de 74 mil mujeres entre los años 1992 a 2012, teniendo en cuenta también otras consideraciones como antecedentes clínicos, estilos de vida y factores demográficos.
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| Un grupo de científicos de la Harvard Chan School of Public mostraron que las personas que asisten a Misa o practican alguna religión tienen un 33% menos riesgo de fallecer / Foto: Bowsk. |
Según la pesquisa, las mujeres que van a Misa o acuden a orar a la Iglesia por lo menos una vez a la semana tienen 27% menos riesgo de enfermedad cardiovascular, y 21% menos riesgo de morir por cáncer.
La investigación concluye de manera contundente: «La religión y la espiritualidad está siendo un recurso poco apreciado que los médicos deberían explorar con sus pacientes».
«Los que van a Misa reciben de una forma palpable los beneficios de la gracia divina»
Sobre este estudio se refirió el Padre Sergio G. Román, de México, quien escribió para SIAME: «La Misa no es un seguro de vida contra la muerte, pero sí es un seguro de Vida Eterna que comienza ya desde esta misma vida (…) Los que van a Misa reciben de una forma palpable los beneficios de la gracia divina que se manifiestan en una vida más sana, más ordenada, más integrada a la comunidad y más armónica en lo familiar».
Asimismo, «pertenecer a la Iglesia es saludable». Algo que se ve especialmente en el «testimonio constante de los alejados que regresan al seno de la Iglesia».
«La enfermedad vuelve al hombre especialmente vulnerable y necesitado de la misericordia de Dios y por eso Jesús nos dejó como mandato no sólo el predicar el Evangelio, sino el visitar y ungir a los enfermos. Sería muy interesante un estudio médico sobre la efectividad del sacramento de la Unción de los Enfermos en sus pacientes. La experiencia sacerdotal nos enseña que este santo sacramento actúa maravillosamente en los enfermos, dándoles fortaleza para luchar contra su enfermedad, serenidad, tranquilidad del alma y muchas veces, muy frecuentemente, dándoles la salud del cuerpo», concluye el Padre Román.
Con información de SIAME.
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