Cracovia (Jueves, 28-07-2016, Gaudium Press) Polonia es uno de los países más católicos del mundo y la JMJ Cracovia 2016 es una excelente oportunidad para mostrar al mundo la vitalidad de una Iglesia que ha soportado varias oleadas de persecución. Si bien la identidad católica del país está fuera de duda, Polonia comparte la influencia de las corrientes secularistas y la Iglesia trabaja para preservar a los fieles del distanciamiento característico de otras sociedades europeas.
Polonia recibe al Papa Francisco y los nuemrosos peregrinos de la JMJ con un ejemplo de fuerte identidad católica. Foto: JMJ Cracovia 2016. |
En estas circunstancias, la Jornada Mundial de la Juventud presenta un doble beneficio: al ser anfitriones del encuentro mundial, los católicos ven reanimada su fe con el entusiasmo de los jóvenes peregrinos, capaces de contagiar con su alegría a quienes consideran la religión como un asunto del pasado. Además, los creyentes de otras latitudes, donde se padecen limitaciones a la libertad religiosa o existe un clima cultural contrario a la fe, pueden experimentar que construir una sociedad abiertamente católica es posible y que la fe puede jugar un papel preponderante en la dimensión pública de la sociedad.
Una de las diferencias más llamativas para los peregrinos podría ser la presencia de símbolos religiosos en muchos lugares, incluyendo las instituciones públicas, así como la extensa participación de los creyentes en actividades como la catequesis, a la que asisten hasta un 90% de los niños en edad escolar. La vivencia de la fe en Polonia es también distinta en ciertos aspectos. Filip Mazurczak, redactor para Catholic World Report, describió que mientras que en algunos países casi la totalidad de los fieles participa en la Comunión Eucarística, en Polonia sólo un 16.3% de los fieles comulga, debido a la conciencia arraigada de que el Sacramento exige una profunda preparación y un sacro temor a la posibilidad de cometer sacrilegio. en estadísticas de 2014, al menos un 70% de los polacos acude a la Confesión al menos en tiempo de Cuaresma.
Con respecto a número de sacerdotes, una fuerte caída en el número de nacimientos desde 1983 ha motivado un descenso en la cifra de vocaciones, pero el número de seminaristas se mantiene muy similar al de Estados Unidos a pesar de que Polonia tiene la mitad de su población. Las vocaciones a la vida religiosa masculina han aumentado un 25 por ciento en los últimos tres años. La Liturgia es normalmente acompañada de órgano salvo pocas excepciones, la Comunión es administrada en la boca (con una única Diócesis que introdujo la Comunión en la mano para retirarla rápidamente) y de 350 mil acólitos, sólo 500 son mujeres. Los sacerdotes frecuentemente usan sotana durante su vida cotidiana.
Las manifestaciones públicas de la fe, con notable peregrinaciones y muestras de piedad popular, se acompaña de expresiones de la fe en la vida pública que revirtieron el ambiente de persecución del régimen comunista soviético. La práctica del aborto, común en el régimen de la Unión Soviética, fue reemplazado por una cultura provida que consiguió prohibir la práctica en 1993 en la mayoría de casos. El sector de la población con mayor compromiso en este sentido son los jóvenes menores de 24 años, lo que hace prever un futuro en el cual podrían revertirse las excepciones en las cuales aún se practican abortos en el país.
La reciente celebración de los 1050 años del Bautismo de Polonia une aún más estrechamente la identidad del país a su acogida a la fe cristiana. El testimonio de Polonia es un mensaje de gran actualidad para Europa y el mundo.
Con información de Catholic World Report.
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