Ciudad de México (Jueves, 28-07-2016, Gaudium Press) El pasado miércoles 27 de julio la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en México acogió una importante celebración: el 50º aniversario de la Ordenación Sacerdotal del Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México. La Santa Misa contó con la presencia de 3 cardenales, 53 obispos y 800 sacerdotes, además de centenas de fieles, que junto a él, elevaron una acción de gracias a Dios por las bendiciones recibidas en las cinco décadas de labor sacerdotal del purpurado.
El Cardenal Norberto Rivera fue ordenado sacerdote en 1966 por el Papa Pablo VI / Foto: Paola Torres – Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe. |
«El gesto de Jesús realizado en la Última Cena es el agradecimiento extremo al Padre por su amor y su misericordia. Agradecimiento en griego se dice ‘eucaristía’, y por esto el centro de las celebraciones por los 50 años que el Señor me ha concedido participar de su ministerio Sacerdotal no puede ser otro que la ‘Eucaristía’, como supremo agradecimiento porque me llamó y me consagró como pertenencia suya para servir a su Pueblo Santo», manifestó el Cardenal al iniciar la homilía de la Santa Misa.
Tras recordar el día de su ordenación sacerdotal, que fue conferida en la Basílica de San Pedro en el Vaticano por el beato Pablo VI el 3 de julio de 1966, señaló que fue ordenado sacerdote «para el servicio del Señor», que es «la razón de ser del ministerio que se me confió». «Esta relación con Cristo no se opone a ser ordenado al servicio de la Comunidad o de la Iglesia, sino que es su fundamento. No podría servir a Cristo si no sirvo, si no amo, si no me entrego a la Iglesia que es su Cuerpo», agregó.
Luego recordó palabras del primer rector del su Seminario en Durango, quien solía repetir: «El honor no es de quien lo recibe, es de quien lo da». Sobre lo cual el purpurado expresó: «La vida misa y todo lo que en ella he recibido de Dios me ha llegado, por eso, a Él toda la gloria y honor por los siglos de los siglos».
En otro momento habló sobre su familia, que ha sido su gran fortaleza: «Algunos me han preguntado por qué tanta insistencia en mi vida sacerdotal, sobre la familia. Simple y sencillamente porque quisiera que todos tuvieran la misma experiencia maravillosa que Dios me regaló con unos papás, hermanos, primos, sobrinos y demás familiares, es más, todo un Pueblo que desde pequeño me tomó como uno de su familia. Es una gran fortaleza en la vida sentirse amado, acompañado, protegido y valorado por aquellos con los que comparto las mismas raíces, raíces que dan vida y sentido a la existencia».
El Arzobispo y Primado de México también elevó oraciones a Dios por aquellos que sirvieron de modelo para su vida sacerdotal y como Obispo, y por quienes aún continúan siendo importante en su ministerio: «Pidamos a Dios por el Obispo mártir, José de la Soledad Torres, por el Sr. Arz. Antonio López Aviña, por el Beato Juan XXIII que me impactó por su sencillez y amabilidad, por el Beato Paulo VI quien hace 50 años me ungió sacerdote, por San Juan Pablo II, que me hizo obispo y cardenal, y el Papa Benedicto a quien admiro por su sabiduría y sencillez, y por el Padre Santo Francisco quien nos guía por caminos nuevos para vivir el Evangelio, a su intercesión y a sus plegarias me encomiendo».
La celebración del aniversario sacerdotal del Cardenal ocurrió en la Basílica de Guadalupe / Foto: Paola Torres – Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe. |
El Cardenal Norberto Rivera Carrera nació el 6 de junio de 1942 en La Purísima, Tepehuanes, Arquidiócesis de Durango. En 1955 ingresó al Seminario Conciliar de Durango, donde cursó filosofía, humanidades y un año de teología. En 1962 se trasladó a la Escuela Latinoamericana de Roma y obtuvo la licenciatura de Teología en la Universidad Gregoriana. En 1966 es ordenado sacerdote por el Papa Pablo VI.
En 1985 San Juan Pablo II lo nombra Obispo de Tehuacán recibiendo su ordenación episcopal el 21 de diciembre de ese año. El 13 de junio de 1995 es nombrado Arzobispo Primado de México, recibiendo pocos días después, el 29 de junio, la imposición del Palio Arzobispal por parte del Papa. Toma Posesión de la Arquidiócesis el 26 de julio de ese año.
Con información de SIAME.
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