Puerto Iguazú (Jueves, 28-07-2016, Gaudium Press) El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, se refirió a la oración como un diálogo poderoso, sencillo y espontáneo, al comentar el pasaje evangélico donde Jesús enseña a orar de forma perseverante: «Quien pide recibe, quien busca halla y al que llama se le abre».
En primer lugar se presenta la oración de Abraham, del libro del Génesis: «Abraham ora y el Señor escucha y en ese diálogo se van desarrollando los acontecimientos, como sucede siempre en la oración», afirmó el obispo, y agregó que «es en la oración donde se muestra la humildad del hombre que ora y la misericordia de Dios que escucha».
Monseñor Martorell destacó que la oración es filial, ya no de servidor, sino del hijo que le abre el corazón a su padre, exponiéndole sus necesidades de forma sencilla y espontánea, tal como lo muestra el padrenuestro, que es el diálogo más profundo y completo que puede darse entre Dios y el hombre. «Quien reza el padrenuestro, glorifica a Dios, pide que la esperanza cristiana del encuentro pleno con Dios se cumpla», expresó el obispo.
La parábola del amigo inoportuno, por su parte «nos enseña a orar con perseverancia e insistencia», sostuvo el prelado, y aseguró que «Dios no tiene horarios frente a la oración de un humilde hijo que le pide ayuda». «No debe faltarnos la gracia de ser fieles a Dios cada día. Esta gracia está asegurada al que ora sin cansarse», añadió.
Para finalizar, pidió a los fieles «tener la certeza de que el que pide recibe siempre», porque «Dios nunca deja de dar a sus hijos lo que necesitan». «Debemos rezar mucho, con confianza y perseverancia para que el Señor cuide a sus hijos y para que seamos fieles a su camino y a su divina voluntad», concluyó.
Con información de Aica
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