Recife (Miércoles, 09-09-2009, Gaudium Press) El gobernador del estado brasileño de Pernambuco, Eduardo Campos, recibió ayer, en el Palacio de Campo de las Princesas, al arzobispo de Olinda y Recife, Mons. Antonio Saburido, quien asumió la arquidiócesis de Olinda y Recife el pasado día 16 de agosto, informó hoy la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB). El encuentro no estaba programado en el orden del día del gobernador, pero la reunión tenía carácter de urgencia. Ambos conversaron sobre el combate al tráfico de drogas en el estado y reafirmaron que tanto el gobierno cuanto la Iglesia Católica tienen responsabilidad conjunta en la lucha contra ese flagelo.
Además, según la CNBB, Mons. Saburido colocó la estructura de la arquidiócesis a disposición del Estado para colaborar con las acciones y programas del gobierno que combaten directa e indirectamente el tráfico de drogas. «El arzobispo oyó sobre, por ejemplo, el Pacto por la Vida, la Juventud y el Empleo, el programa Vida Nueva y la Asociación de Protección y Auxilio a los Condenados (APAC)», resaltó el secretario estatal de Desarrollo Social y Derechos Humanos, Roldão Joaquim. «Nos encontraremos de nuevo para detallar mejor las posibilidades de esa asociación», afirmó. El arzobispo estuvo en Roma durante la fiesta de la Independencia del Brasil.
El gobernador reconoció, sin embargo, que no son suficientes las acciones del Estado para enfrentar el problema del tráfico de drogas. «Algunas situaciones mejoran con la acción policial. Y eso nosotros estamos haciendo. Pero hay otras, en las que la familia, la escuela y las iglesias tienen un papel fundamental a desempeñar. Es el caso del combate a las drogas, principalmente el crack, que comenzó a difundirse por el interior. Para cambiar esa realidad, nosotros necesitamos de la ayuda firme de la Iglesia católica», observó el gobernador.
«Esa es una preocupación nuestra también», afirmó el arzobispo sobre la reestructuración familiar. El arzobispo destacó como fundamentales la construcción de más academias en las ciudades y la ampliación del número de lugares en la red de enseñanza integral. «Son iniciativas que ayudan a alejar a los jóvenes del ocio y, consecuentemente, de la marginalidad».
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