viernes, 22 de noviembre de 2024
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Mons. William Lori exalta entrega sacerdotal durante Convención de Caballeros de Colón

Toronto (Viernes, 05-08-2016, Gaudium Press) El Arzobispo de Baltimore, Estados Unidos, predicó durante la Eucaristía Memorial en la Convención Suprema de los Caballeros de Colón, celebrada en Toronto, Canadá. En su homilía el prelado exaltó la importancia de la entrega de los sacerdotes para la salvación de los fieles, ejemplificada en el Santo Cura de Ars, San Juan Bautista Vianney, y el Venerable P. Michael Joseph Mc Givney, fundador de los Caballeros de Colón, una de las organizaciones católicas más grandes del mundo.

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Mons. William Lori, Arzobispo de Baltimore, Estados Unidos, durante la Eucaristía Memorial en la Convención Suprema. Foto: Caballeros de Colón.  

«Cada sacerdote sabe que su propia salvación está vinculada a su misión de servicio a los demás», recordó Mons. Lori, quien recordó al seminarista de Wichita miembro de los Caballeros de Colón, Brian Bergkamp, que falleció al salvar de ahogarse a una mujer en un río. «El sacerdote es un amigo de Jesús al punto de amar a su pueblo como Jesús, incluso hasta el punto de estar listo para ofrecer su vida por ellos». Su misión no es únicamente salvar su propia alma, sino salvar cuántas almas le sea posible.

Uno de los ejemplos más notables de esta misión sacerdotal es el de San Juan Bautista Vianney, quien con gran dificultad consiguió hacerse sacerdote, para ser asignado a un pueblo sobre el cual nadie tenía gran esperanza: Ars. Sin embargo, «en sus horas de oración delante del Santísimo Sacramento, el alma sacerdotal de San Juan Bautista Vianney se empapó del amor de Jesús por cada uno de nosotros», relató Mons. Lori. «poseído por este amor, este sacerdote de parroquia se desgastó por sus feligreses, especialmente en oír confesiones, horas y horas, día tras día». El Santo convirtió el pueblo en un «auténtico centro de renovación espiritual» y lugar de numerosas conversiones y hechos milagrosos y llegó a ser modelo de todo sacerdote.

De una manera análoga, la entrega del Venerable P. McGivney permitió el nacimiento de los Caballeros de Colón, protegidos por el amor sacerdotal y entrega del presbítero, quien vivió apenas 38 años, dedicados por entero al servicio de su gente. Estos ejemplos fueron ofrecidos para expresar el llamado de los capellanes de los Caballeros de Colón a ser «servidores y amigos de Jesús, por quien el amor de Dios es derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo». Este amor, que no es un sentimiento pasajero, sino que «a través de la Palabra y el Sacramento, es poderoso y bello. Tiene el poder de penetrar a los resquicios más profundos de nuestros corazones, el poder de superar todo lo contrario a la bondad de Dios en nuestras vidas».

El Arzobispo encomendó en el «santo sacrificio de amor» que es la Eucaristía la memoria de todos los miembros fallecidos de los Caballeros de Colón. «Los encomendamos al Señor de la Misericordia con esperanza confiada, así como pedimos a quienes han fallecido que oren por nosotros y nuestros seres queridos, ¡que oren para que en nuestro tiempo seamos una luz para las naciones, unidos en la caridad derramada en nuestros corazones por el Santo Espíritu quien con el Padre y el Hijo vive y reina por siempre!».

Con información de Salt + Light.

 

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