Papa tiene encuentro con los participantes del Capítulo general de la Orden de los Dominicos

Ciudad del Vaticano (Viernes, 05-08-2016, Gaudium Press) El Papa Francisco tuvo un encuentro con los participantes del Capítulo General de la Orden de los Dominicanos, en la mañana de este jueves 4, en el Vaticano.

El grupo de 70 frailes, acompañados por el Maestro, Fray Bruno Cadoré, está reunido desde el 17 de julio en Boloña, en vista de las conmemoraciones de los ocho siglos de la confirmación de la Orden de los Predicadores por el Papa Honorio III.

Con ocasión del encuentro, el Pontífice recordó que la predicación, testimonio y caridad son palabras que sirven de pilares y garantizan el futuro de la Orden.

Luego en su discurso, hablando en español, el Papa afirmó que Santo Domingo, Padre Fundador, decía que se debe «primero contemplar y después enseñar», pues «la predicación no tocará jamás el corazón de las personas si no hay una fuerte unión con Dios, en su raíz».

«Transmitir eficientemente la Palabra de Dios requiere testimonio. El testimonio encarna la enseñanza, lo hace tangible, agrega a la verdad la alegría del Evangelio, de saber que somos amados por Dios y objeto de su infinita misericordia», agregó.

Al explicar la necesidad de vivir el testimonio, Francisco observó que «los fieles no necesitan apenas recibir la Palabra en su integridad, sino también experimentar el testimonio de vida de quien la predica».

Por último, el Papa destacó que el predicador y el testimonio son condicionados a la caridad. «Mirando hoy a nuestro alrededor, constatamos que el hombre y la mujer de nuestros días están sedientos de Dios. Ellos son la carne viva de Cristo, que grita ‘tengo sed’ de palabras auténticas y liberadoras, de gestos fraternos y de ternura. Este grito nos interpela y debe ser el núcleo de la misión y la vida de nuestras estructuras y programas pastorales».

Al final, el Santo Padre pidió para que los dominicos disciernen sobre la respuesta al llamado de Dios y piensen al programar el organigrama de la Orden. «Cuanto más intentamos saciar la sed del próximo, más seremos predicadores de la verdad anunciada por amor y misericordia», concluyó. (LMI)