Londres (Sábado, 06-08-2016, Gaudium Press) «Desde una perspectiva católica, la tradición de la Guerra Justa es más importante que nunca», afirmó el Obispo de Clifton, Inglaterra, Mons. Declan Lang, en un artículo escrito con motivo del voto parlamentario sobre la renovación del programa nuclear Trident. El prelado indicó que esta doctrina ofrece luz sobre graves cuestiones como cuáles son los motivos que podrían justificar un conflicto armado con otro país, cuál es el equilibrio entre el deber de proteger las vidas y el de mantener la paz y cuál es el tipo de fuerza que es legítimo usar en un caso específico. «Estas son todas preguntas que nuestro gobierno y nuestro parlamento enfrentan en un mundo cada vez más volátil», advirtió.
Pintura de la Batalla de Lepanto, cuya victoria fue atribuida a la intercesión de la Santísima Virgen María. Foto: Foros de la Virgen. |
El prelado, cuyo escrito fue reproducido por la Conferencia de Obispos de Inglaterra y Gales, recordó que la Iglesia restringe la legitimidad de la guerra a las condiciones en que «un agresor está infringiendo un grave y duradero daño que no puede ser resuelto prácticamente por otro medio». Además de esta motivación, los atacantes deben tener prospectos serios de victoria y emplear la fuerza de forma que no resulte en un mal mayor que el que pretendía ser eliminado.
Mons. Lang señaló que un análisis moral de la guerra exige tener en cuenta la proporción de la fuerza empleada. «Esto es particularmente relevante en el contexto de hoy: las cabezas nucleares no pueden ser usadas sin matar civiles con conocimiento; sin embargo otra nueva tecnología como el equipo de reconocimiento avanzado puede reducir con efectividad el daño indiscriminado pero también crea otras cuestiones éticas». Los católicos deben trabajar para promover las soluciones pacíficas y «sólo ver el uso de la fuerza como el último recurso».
A pesar de esta advertencia, el Obispo reconoció que la falta de respuesta ante horrores como los vividos en Srebrenica y Ruanda puede permitir el peor de los males. Los actos de genocidio hacen legítimo para los estados actuar militarmente de forma limitada como parte de un esfuerzo mayor en términos diplomáticos y humanitarios para proteger a los civiles. El concepto de Guerra Justa engloba otros aspectos como el trato debido a los prisioneros, la protección de los civiles y el cuidado de los herido y ha inspirado acuerdos internacionales como los que actualmente buscan mitigar la inhumanidad en medio de los conflictos.
«Todos queremos ver un mundo sin guerra», concluyó el Obispo. «Sin embargo, mientras la gente recurra a la violencia siempre habrá una necesidad intrínseca de una fuerte tradición de Guerra Justa», la cual no contradice los esfuerzos en favor de la paz, garantizando que cuando no se pueda evitar el conflicto «los objetivos fundamentales de la justicia y la humanidad no se pierdan».
Con información de Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales.
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