viernes, 22 de noviembre de 2024
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Ser santo no es difícil, dice obispo de Avellaneda-Lanús en Argentina

Buenos Aires (Martes, 09-08-2016, Gaudium Press) Mons. Rubén Oscar Frasiia, obispo de Avellaneda-Lanús en Argentina, presidió el pasado 6 de agosto las fiestas patronales de la parroquia San Juan María Vianney de la localidad bonaerense de Monte Chingolo. Allí habló sobre la santidad.

1.jpgMonseñor Frassia comenzó su homilía señalando que la comunidad parroquial «tiene el regalo de la santidad del Santo Cura de Ars que nos muestra su amor, su entrega, su confianza, su dedicación al ministerio sacerdotal y sobre todo nos muestra la misericordia de Dios; que se acerca a nosotros para que nosotros volvamos a Dios».

El obispo indicó que el camino que cada uno de nosotros tiene que hacer es «caminar en la presencia de Dios», y exhortó a los fieles a anhelar «las cosas más importantes, el amor de Dios y la santidad. Sabemos, sin orgullo de nuestra parte, que podemos ser santos, que podemos ser perfectos como nuestro Padre celestial lo es».

«Hoy tenemos que salir convencidos de acá que podemos ser santos, podemos ser cristianos, pero tenemos que estar muy atentos, muy despiertos» subrayó el obispo de Avellaneda y seguidamente se preguntó: «¿Qué significa ser santo, vivir la santidad?»

«Lo primero -dijo monseñor Frassia- es reconocer que Dios nos da su gracia, su amistad, su amor, su ternura, su misericordia y su fuerza, porque nosotros no siempre tenemos fuerza, no siempre tenemos amor y no siempre tenemos luz. Pero Dios viene a darnos todo lo que no tenemos. No estamos solos, contamos con Él y Él quiere estar en nosotros, dentro de nosotros y caminar con nosotros. Contamos con la ayuda infaltable de Dios».

En segundo lugar, continuó diciendo, Dios nos pide «que hagamos síntesis en nuestra vida». «Hacer síntesis», explicó el prelado, es «integrar las cosas: ser humanos, ser buenas personas, ser creyentes, ser cristianos, vivir con criterio sobrenatural, vivir con criterio del Evangelio; tenemos que hacer síntesis» y añadió «si no estamos integrados y no hacemos síntesis, nunca nos formamos bien y al no formarnos bien andamos como despatarrados, andamos a la deriva».

«¿Qué cosas pueden quebrantar la síntesis? ¿qué puede quebrantar la unidad de nuestra vida?», se preguntó el obispo, y respondió: «el pecado».

«El pecado puede quebrantar, debilitar, destruir, apartar, engañar, hacer sufrir -como no puede amar hace sufrir- Tenemos que saber que querer ser santo significa ‘no quiero convivir con el pecado'».

Monseñor Frassia dio ejemplos sencillos de cómo se puede vivir la santidad haciendo rectamente las cosas de todos los días y destacó que «no es difícil».

«Alguno me dirá «¿cómo puede decir que no es difícil ser santo?», a lo que respondió «¡Porque contamos con la ayuda de Dios y con esa ayuda todo es más fácil! ¡Cuando miramos con los ojos de Dios, vemos mejor! ¡Cuando nos damos cuenta que lo importante es Él, todo es más fácil! ¡No buscamos poder! ¡No buscamos lugares! ¡Sabemos que lo importante es que Jesucristo sea reconocido! Cuando nos damos cuenta que si alguna vez nos equivocamos, saber reconocer, saber pedir perdón; pero no empacarse, no engañarse ni engañar a los demás».

La oración, dijo más adelante el obispo, es el «medio extraordinario», que nos da mucha fuerza. «hay que rezar y hacerlo personalmente; para que nos ayude, para que nos enseñe, para que convenza esa cabeza dura que a veces tengo, para que nos abra el corazón porque a veces en el corazón se van metiendo piedras y hay que sacarlas, para que tengamos un corazón de carne».

«El cristiano vive el amor de Dios en el amor a los demás ¡con alegría! Ustedes pueden decir «¿puedo estar alegre si mi hijo está enfermo?, ¿puedo estar alegre si murió mi esposo?, ¿puedo estar alegre si no tengo trabajo o si estoy enfermo? SI, porque no estás alegre por los males que te suceden, estás con paz y Dios da alegría al alma; no nos quita los sufrimientos pero sí le da sentido al sufrimiento. Pero nunca, nunca, perder la confianza y la alegría en Dios».

«Hoy -concluyó monseñor Frassia- salgamos con esta resolución: quiero ser cristiano, quiero ser santo. Los chicos, los grandes, los jóvenes, los mayores, los sacerdotes también, el obispo también y las religiosas también. Queremos ser santos porque eso significa saber y conocer el amor de Dios. Y cuando contamos con el amor de Dios, tenemos todo».

Con información de Aica

 

 

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