60 refugiados chinos pidieron asilo en República Checa por persecución anticristiana

Praga (Jueves, 11-08-2016, Gaudium Press) China vuelve a ser centro de controversia por sus políticas restrictivas de la libertad religiosa. Después de despertar la preocupación de la comunidad internacional por su campaña de demoliciones de símbolos cristianos, la ausencia de libertad religiosa fue destacada por un grupo de 60 ciudadanos chinos que pidieron asilo en República Checa argumentando que son perseguidos a causa de su fe cristiana.

Imágenes de las demoliciones de cruces en Wenzhou, China. Foto: China Aid.

La respuesta de las autoridades chinas fue poner en duda que realmente se trate de creyentes y difundir en la prensa china la tesis de que se trate de personas que emplean este pretexto para dejar el país. Sin embargo el hecho mismo de que los refugiados argumenten la persecución anticristiana como un motivo para huir da cuenta de la percepción en China acerca de las dificultades que padecen los miembros de la minoría de creyentes.

La permanencia en prisión de un Obispo, así como la muerte de varios prelados en situación de arresto domiciliario y los casos de detenciones arbitrarias, maltratos durante las detenciones y las capacitaciones forzadas de carácter político son algunas de las violaciones a los derechos humanos vinculados a la libertad religiosa denunciadas por los católicos chinos. Cristianos de otras denominaciones han sufrido también notables abusos por parte de las autoridades que, si bien no persiguen abiertamente a la religión como lo hicieron en el siglo XX, sí pretenden mantener un férreo control sobre las actividades, nombramientos y otros aspectos de la vida de fe.

Testimonios como los recogidos por el periodista chino Liao Yiwu en su libro God is Red (Dios es Rojo) acerca del crecimiento del cristianismo a pesar de la intensa persecución estatal incluyen los de una religiosa de 100 años de edad que no perdió la fe a pesar de décadas de labores forzadas, golpizas y mala alimentación y quien aún abogaba por el retorno de las tierras arrebatas a la Iglesia por parte del régimen comunista.

Sin embargo, las esperanzas de los 60 solicitantes de asilo son inciertas, ya que la prensa checa admite que el país europeo tiene un gran interés en los vínculos comerciales con China y podría no estar dispuesto a asumir las consecuencias diplomáticas de la concesión del asilo. De igual manera, las condiciones de los creyentes en China son delicadas, y la presión de la comunidad internacional en favor de la libertad religiosa debe ser realizada de forma que no acentúe internamente la acusación usual en contra de los creyentes: que su fidelidad a la Iglesia significa una intromisión de fuerzas extranjeras en el país.

Finalmente, la petición de asilo de los cristianos chinos deja claro que la situación de persecución religiosa de los creyentes no se produce únicamente en Medio Oriente, sino que se trata de un problema global que requiere atención urgente.

Con información de Crux.