Ciudad del Vaticano (Miércoles, 17-06-2016, Gaudium Press) En la Audiencia General de hoy, realizada en la sala vaticana Pablo VI, el Papa Francisco trató el tema de la Misericordia como instrumento de comunión, basado en el texto del Evangelio de San Mateo que habla de la multiplicación de los panes.
El Pontífice recordó que después de sentirse abandonados por la muerte de Juan el Bautista, la gente busca a Jesús, lo sigue por todas partes, y llegan a conmover el corazón del Señor. Tras la muerte del Precursor, el Señor buscó la soledad y atraviesa un lago buscando un lugar en el desierto para estar a solas. Sin embargo, cuando desembarca, el Señor ve la muchedumbre, de ella se compadece, y cura a los enfermos.
Según el Papa, la compasión que Jesús muestra hacia el pueblo no es un sentimiento vago, sino que es la manifestación de la fuerza de su voluntad, de estar cerca de los hombres y buscar su salvación.
Al hablar del relato de la multiplicación de los panes, el Papa relacionó el hecho con el maná que Dios dio al pueblo que caminaba en el desierto: del mismo modo Jesucristo se ocupa de quienes lo buscan, y hace partícipes a sus discípulos de su caridad hacia la gente.
Y de este modo -añadió el Papa- les demostró que con la fuerza de la fe y de la oración aquellos pocos panes y pescados podían ser compartidos con toda la gente, sencillamente porque el Señor sale al encuentro de las necesidades de los hombres, pero haciendo que cada uno de nosotros participe concretamente en su misma compasión.
También el Papa relacionó la multiplicación de los panes con la Última Cena y con cada eucaristía. La comunidad cristiana nace y renace continuamente con la comunión eucarísitca. El Cuerpo ofrecido y la Sangre derramada de jesús plasman la identidad de cada cristiana y de toda comunidad.
El Papa aseguró que al vivir la comunión con Jesús el cristiano se inserta en la vida de los hombres de nuestros días, y les ofrece un signo concreto de la Misericordia del Señor, de manera que cada creyente se hace así «servidor de la Misericordia».
El Pontífice concluye su catequesis invitando a pedir al Señor una Iglesia en la que cada uno de nosotros sea instrumento de comunión en su propia familia, en el trabajo o en la parroquia, es decir, signo visible de la Misericordia de Dios a fin de que desciendan la comunión y la paz entre los seres humanos.
Con información de Radio Vaticano
Deje su Comentario