Champion (Viernes, 19-08-2016, Gaudium Press) En la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen, agosto 15, los Obispos de Estados Unidos elevaron a Santuario Nacional el templo de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Champion, el cual está construido en el lugar de las apariciones de la Santísima Virgen a la inmigrante belga Adele Brise y que constituyen el único caso de esta clase aprobado por la Iglesia en Estados Unidos.
Interior del Santuario Nacional de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Champion. Foto: Exploringoffthebeatenpath |
«Estoy profundamente agradecido por la fe, devoción y compromiso constante de todos los que han sido cuidadores y administradores del Santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en las generaciones pasadas», expresó el Obispo de Green Bay, Mons. David L. Ricken en la homilía de una Eucaristía campal celebrada en la fiesta del Santuario, la cual coincide con la Solemnidad de la Asunción. «Ellos llevaron la inspiradora historia de Adele Brise (…). Ellos llevaron este mensaje con sus propios corazones, transmitiéndolo de generación en generación, compartiéndolo libremente con todos los que llegaron buscando y orando».
Los hechos sobrenaturales, ocurridos en 1859, fueron aprobados por Mons. Ricken en 2010, después de dos años de investigaciones formales. En ese momento el lugar fue reconocido como Santuario diocesano y más adelante, el 30 de abril de 2015, el Obispo solicitó su designación como Santuario Nacional al Comité de Culto Divino de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. Para ser elevado a Santuario Nacional, un templo debe haber sido Santuario diocesano y lugar de peregrinación durante al menos 10 años, contar con estatutos aprobados por el Obispo local, ser accesible y contar con infraestructura para recibir adecuadamente a los peregrinos y en especial desarrollar un apostolado centrado en la fe católica de acuerdo a la Tradición de la Iglesia sobre revelaciones aprobadas legítimamente o aquellas ya incluídas en el calendario litúrgico.
Adele Brise, nacida en bélgica en 1831, fue testigo de varias apariciones en octubre de 1859. En las primeras visiones observó a una mujer vestida de blanco a quien no pudo identificar y, siguiendo el consejo del sacerdote local, en una tercera oportunidad preguntó a la misteriosa mujer sobre su identidad, en nombre de Dios. La Santísima Virgen se presentó como la «Reina del Cielo que ora por la conversión de los pecadores». Brise recibió el encargo de orar por los pecadores y reunir a los niños del lugar para «enseñarles lo que deberían saber para su salvación».
Brise, entonces de 28 años, dedicó su vida por entero a la educación de los niños y formó una comunidad de mujeres que seguían la regla de la Tercera Orden de los Franciscanos, llevando una vida de servicio y consagración a pesar de nunca haber sido propiamente una religiosa hasta su muerte en 1896.
Con información de Crux Now.
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