Ciudad del Vaticano (Lunes, 22-08-2016, Gaudium Press) En el rezo del Ángelus dominical en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco explicó la lectura del Evangelio del día, en la que San Lucas «narra que Jesús está de viaje hacia Jerusalén y durante el recorrido se le acerca uno que le presenta esta pregunta: «Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?» (Lc 13,23). Jesús no da una respuesta directa, sino coloca el debate a otro nivel, con un lenguaje sugestivo, que al inicio tal vez los discípulos non entienden: «Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán»» (v. 24).
El camino de la salvación, según explica el Señor, prevee el traspaso de una puerta. ¿Cuál? «Jesús mismo es la puerta (Cfr. Jn 10,9): lo dice Él. ‘Yo soy la puerta’, en el Evangelio de Juan; Él nos conduce a la comunión con el Padre, donde encontramos amor, comprensión y protección. Pero, ¿Por qué esta puerta es estrecha, se puede preguntar? ¿Por qué dice que es estrecha? Es una puerta estrecha no porque sea opresiva, no; sino porque nos exige restringir y contener nuestro orgullo y nuestro temor, para abrirnos con el corazón humilde y confiado a Él, reconociéndonos pecadores, necesitados de su perdón. Por esto es estrecha: para contener nuestro orgullo, que nos hincha. ¡La puerta de la misericordia de Dios es estrecha pero siempre abierta de par en par para todos!», explicó el Papa.
Ùnicamente el Señor «puede transformar nuestro corazón, solo Él puede dar sentido pleno a nuestra existencia, donándonos la alegría verdadera. Entrando por la puerta de Jesús, la puerta de la fe y del Evangelio, nosotros podremos salir de las actitudes mundanas, de los malos hábitos, de los egoísmos y de las cerrazones. Cuando hay contacto con el amor y la misericordia de Dios, hay auténtico cambio. Y nuestra vida es iluminada por la luz del Espíritu Santo: ¡una luz inextinguible!».
El Pontífice enfatizó en el aprovechar las oportunidades de salvación que nos ofrece Dios, porque «a cierto momento «el dueño de casa se levantará y cerrará aquella puerta» (v. 25), como nos lo ha recordado el Evangelio. Pero si Dios es bueno y nos ama, ¿Por qué cierra la puerta, cerrará la puerta a cierto momento? Porque nuestra vida no es un videojuego o una telenovela; nuestra vida es seria y el objetivo a alcanzar es importante: la salvación eterna».
Francisco concluyó sus palabras, pidiendo a Nuestra Señora, «Puerta del Cielo», que nos ayude a aprovechar las ocasiones para atravesar la puerta de la salvación.
Con información de Radio Vaticano
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